WACHIWALITO WACHIWALON……….José
Santos Gamarra Soto, nos describe el “Wachiwalito Wachiwalón”, la fiesta de los Carnavales, una de
las fiestas costumbristas más celebradas por la población Marquina, el 11 de
Febrero de cada año coincidente con el día de la Virgen de Lourdes, en el
barrio San Cristóbal…
WACHIWUALITO WACHIWALON
Por:
José Santos Gamarra Soto
En horas de la tarde va llegando a la explanada de la Capilla de la Virgen de Lourdes del barrio de San Cristóbal, hombres y mujeres a gozar de los carnavales, a bailar y cantar alrededor del árbol y al centro el "Montero", su esposa é invitados bailan hasta tumbar el monte.
Fotografía: Arnold Cueva Gamarra.
Al medio día del once de
febrero de 1960, en el barrio San Cristóbal de Marca, a la altura del tercer puente del
pueblo, cantidad de personas estaban agolpadas. Corrí presuroso a ver qué pasaba, una copiosa lluvia
caía sobre la ciudad, una espesa neblina cubría el espacio marquino. Desde el
puente, lugar privilegiado observé que los hermanos Pablo y Víctor Solano junto a Gamaniel
Gamarra y Hitler Cubillas conocido como “Wanlan”-era el hombre más alto en Marca
por ello el mote de wanlan-habían “capturado” a una hermosa señorita campesina,
la arrastraron en medio de la lluvia por la calle llena de barro, era Teodora
Carrión a quien cariñosamente la llamaban “Ticucha” hija de Pancracio Carrión y
de Emilia Gamarra, la sumergían una y otra vez en el río de abundante caudal
debajo del tercer puente de la ciudad, en el barrio de San Cristóbal, debido a las
lluvias del crudo invierno, sus aguas eran barrosas, de color marrón oscuro, la
chica contaba con 20 años; el público gozaba, las personas mayores decían ¡cómo
en mis tiempos, she!. Así se celebraba antes ¡Wachiwalito Wachiwalon!. Los carnavales, siempre han sido de los jóvenes
que no sienten frío, no le temen a la lluvia y hacen gozar al público.
El espectáculo era singular,
yo, miraba con algún temor y alegría dicho acontecimiento, contaba con nueve de
años de edad, Ticucha luchaba infructuosamente contra sus captores, era una
lucha desigual, pero ella, se daba maña para tirarles barro en la camisa de los
varones, barro que se creaba de las filtraciones del puquio del barrio de San
Cristóbal. Era el espectáculo como antesala del baile de los carnavales en la
explanada de la Capilla de la Virgen de Lourdes.
A las tres de la tarde del
mismo día, con la concurrencia masiva de la población marquina comenzó el baile
alrededor del “monte”, llamada “yunza” en otras regiones del Perú. El
montero después de un arduo trabajo había
plantado el día anterior en horas de la tarde al son de la caja y pincullo de
“Llupico” y abundante ron, un frondoso árbol de capulí en la explanada de la Capilla de Lourdes y el
pueblo goce cantando y bailando entre todos.
La población marquina goza como espectador o bailando alrededor del monte, intercalados hombre y mujer, tomando aguardiente y cerveza, cantando ¡Wachihualito, Wachihalón!
Fotografía : Eduardo López Cubillas.
Al lugar, a esas horas de la
tarde llegaron hombres y mujeres de todas las edades para formar la ronda en
torno al árbol. Subido a la piedra que protege la Capilla de las avenidas del
río, yo miraba con mucha atención y ansiedad a los objetos que colgaban del árbol
adornado con panes y cuayes, ropa de niños y damas, lavatorios, bacinicas,
zapatos, globos y serpentinas, los monteros y sus invitados bailaban alrededor
del monte agarrados de las manos, con las caras pintadas, con la serpentina
alrededor del cuello, hombres y mujeres, al son de la orquesta. Todos cantaban,
sus voces invitaban la presencia de toda la población.
Los integrantes de la orquesta,
eran lugareños, un arpa y dos violines
eran los instrumentos que ejecutaban la canción del Huachiwalito Huachiwalon alrededor del árbol tomados de las manos, intercalados entre hombres
y mujeres, danzan y cantan:
Wachiwalito
Wachiwalon
Año
que viene
Responderán
Dale
duro
Dale
cholo
Como
al zapallo
Maduro
El
que corta
El
que tumba
Año
que viene
Responderá
Wallikullé
Rokikullé
Shumac rikapekur
Wallicullé.
Varias horas dura el baile alrededor del Monte, el hacha, no tiene descanso por las parejas que cantan y bailan expresando la alegría por la fiesta de carnavales.
Fotografía : Crisell Yuli
El baile alrededor del monte
duraba entre cuatro y cinco horas, cantando, bailando y tomando el aguardiente
alrededor del monte, ¿Por qué duraba tanto el corte de un árbol?, el hacha sin
filo con la que se baila y corta apenas sacaba alguna astilla por cada pareja,
quienes solo tenían que golpear en número de tres golpes por persona, entonces
había constantes cambios de pareja, lo que provocaba la demora en el corte y su
posterior caída del árbol; no había cansancio, casi al oscurecer se tomaba la
decisión de tumbar el árbol, al caer todos los concurrentes entre hombres,
mujeres y niños, corrían para rescatar los adornos.
Al nuevo montero lo llevaban
cargado hasta su casa donde seguía la jarana, hasta las primeras horas de la
madrugada, recién allí terminaba la fiesta de los carnavales, que se celebra el
once de febrero de cada año, coincidente con el día de la Virgen de Lourdes.
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