LA IGLESIA MATRIZ DE MARCA
Por: Jorge Humberto Flores Ríos
Por: Jorge Humberto Flores Ríos
En
las tardes cuando nuestras miradas se pierden en el horizonte donde las sombras
el crepúsculo languidecen como los años de nuestra existencia, nos invade la
soledad y las distancias incurables, al recordar a la tierra amada. Sí, a la
hora del ángelus, donde las sombras del silencio caminan alados por los
senderos del recuerdo, me viene a la memoria la presencia espiritual de nuestra
Iglesia Matriz.
Su
construcción de adobe macho le otorgaba una imponente estructura sólida con
techo a dos aguas que sostenía a un extenso tejado cubierto de musgo y dos
torres de estilo barroco que imponían solemnidad, .en la torre del costado
izquierdo pendían dos campanas: una grande y otra chica, cuyos repiques guardo
con celo especial, que mi primo Luis López Ríos aprendió a tocarlas con
inigualado perfil artístico y al centro de la Plazuela le esperaba para
abrazarlo que bajaba a toda velocidad por la escalera ancha de peldaños altos
que se distribuían formando la letra zeta.
A los
costados todavía quedaban rezagos de los bien cuidados jardines de épocas
anteriores, mostrándonos sus paredes de adobe roídas por el tiempo y las
lluvias invernales. Igual suerte ha tenido la parte posterior que limita con el
jirón Amargura.
El
atrio levantado sobre el nivel de la Plazuela estaba empedrado y antes de la
puerta, había una piedra plana grande como símbolo de eternidad. La puerta de
dos alas estaba adornada con dados de bronce. Y dos leones custodiaban la
cerradura. El interior de la Iglesia era bellamente grandioso, al lado derecho
había una Cruz Grande, según afirmaban que había sido elaborada por los
misioneros. A la derecha y a la izquierda se levantaban seis capillas tres a
cada lado con labradas columnas que eran mezclas del arte gótico, barroco y
churrigueresco, revestidas con pan de oro y en el interior la pintura pincelada
con colores mate, le daban solemnidad a las imágenes traídas expresamente de
Europa.
El
púlpito era otra joya de arte arquitectónico ni qué decir del Altar Mayor, su
bóveda era semejante a la Sixtina italiana. ¿Cómo habría sido antes del 15 de
noviembre de 1922, fecha en que se incendió nuestra Iglesia originado por una
vela que había dejado prendida Rosa Foronda?.
Siempre que visito a la Iglesia Las Mercedes ubicada en el jirón
de la Unión de Lima mi mente vuela y en lontananza sólo miro silencio y
soledad, porque nunca volveremos a jugar debajo de los altares de las capillas
mientras nuestros padres rezaban con sus rosario en las novenas de mayo
dedicadas a la Virgen María y en junio a San José y cuando ya adolescentes,
ella ofreciéndonos la pureza de sus sentimientos en cada oración, pidiendo a
Dios nos proteja y cuando volteaba a mirarnos en sus ojos el candor de su alma
virginal nos arrebataba de sueños y esperanzas y cuando erguía su cabeza, una
parte de su cabellera, cubría a sus senos turgentes y ahora como yo, seguro que
en las tardes vencida por los años, sus ojos miran silencio y soledad…PROXIMAMENTE
LAS NOVENAS.
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