Si vas a Covarrubias (Castilla y León), junto a la ex-colegiata
de San Cosme y San Damián, verás una hermosa escultura de la Princesa Kristina
de Noruega, que llegó a España para contraer matrimonio con el infante don
Felipe (hermano de Alfonso X el Sabio). Aquellas prometedoras alianzas dentro
del Sacro Imperio Romano Germánico no beneficiaron nunca a la corona
castellana.
Tras casarse el 31 de marzo de 1258 en la Colegiata de Valladolid, la pareja se estableció en Sevilla, donde ya residía el infante. Algunos dicen que el clima de esta ciudad, tan diferente al de su país, hizo enfermar a la princesa, que murió en 1262 sin dejar descendencia. Otros en cambio, (las malas lenguas) ven en su muerte la voluntad del Infante don Felipe por acabar con la princesa.
En el interior de la ex-colegiata de Covarrubias descansan los
restos de la princesa. Junto al sarcófago encontrarás una campana, llamada “la
campana del amor” que según dicen, quien la toca tres veces se casa.
La leyenda cuenta que una noche de frío y lluvia, el infante don Felipe no
había llegado a casa tras una jornada de caza y Kristina preocupada, decidió
tocar una campana para que su marido supiese encontrar el camino de vuelta en
mitad de la noche. Imaginaros donde estaba el príncipe…
Lo cierto es que esta princesa ha servido para que Castilla y
León vuelva a hermanarse con Noruega, celebrando cada verano en Covarrubias un
festival hispano-noruego con música, bailes y comida típica de ambos países.
Cada año hay algo nuevo y es una verdadera sorpresa.
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