EL
PUSHADOR…
*****TRADICIONES Y COSTUMBRES DE MI TIERRA*****
Escribe: José Santos Gamarra Soto
Uno
de los trabajos de campo que no era de mi predilección era el ser “Pushador” o guiador en las faenas de
la siembra; mi padre era un hombre muy trabajador en las faenas del campo
cuando de sembríos se trataba, un día antes preparaba a los nobles bueyes para
la faena del sembrío, los toros bien alimentados eran sinónimo de hacer buena
faena, preparaba la Tajcklla hecho
de chachacoma, nogal o qalapacho; el yugo que uncía a los toros también era de
dicho material, estos materiales de siembra que esperaban en la cabecera de las
chacras era muy común en tiempos de sembrío; mi padre, días antes del inicio
del sembrío, seleccionaba los tientos de cuero de toro que serviría para
amarrar al yugo en la testa de los bueyes; y las rejas en la Tajcklla, éstas
rejas, eran muelles rotos de camiones que los compraban bien sea en Paramonga o Barranca, afiladas las puntas por
el herrero de Marca, por don Camilo Cubillas Gamarra o don Pablo Maguiña
quienes eran los dos únicos herreros por aquellos tiempos; éstas rejas eran
amarrados con los tientos a la Tajcklla para que pueda penetrar con facilidad a
la tierra, y el chicote servía para el castigo a los animales o al Pushador en
caso no obedecieran en las faenas del sembrío.
El
ir y venir por el mismo surco era un martirio para mí, guiar a los toros era
cosa de rutina y no de creación, ese era mi problema. No podía rebelarme, de lo
contrario, mi padre, quien araba haciendo los camellones para la siembra tenía
en la mano izquierda la Tajcklla mientras que en la mano derecha tenía el
mortífero chicote, hecho especialmente de cuero de toro, este chicote, bien
podría dejar huellas en mi cuerpo de niño, por lo tanto tenía que cumplir los
mandados de mis padres como guiador o Pushador en forma muy diligente.
Desde días antes del sembrío, era responsabilidad del Pushador el cuidado del chicote en las
noches, los tientos remojados es una exquisitez para el perro que se tiene en
gran cantidad en las chacras, el guiador era el encargado de remojarlos el cuero en ollas o bateas que
eran especialmente acondicionados un día antes para estos menesteres, y tenga
más peso, y para que sea más doloroso el castigo en el lomo de los bueyes si no
obedecían las órdenes del arador; los tientos que servían para amarrar las
rejas y el yugo eran tiras de cuero que remojados en las noches en un
recipiente especial que el guiador cuidaba toda la noche para que no les sirva
de merienda a los perros, de ser así el castigo era inminente. Durante la
siembra, los toros obedecen las órdenes del arador:
-
¡fuera!, ¡fuera!, ¡fuera!, ¡fuera! - Significa que los bueyes vayan
más arriba
-
¡ajo!, ¡ajo!, ¡ajo!, ¡ajo! - Significa que los bueyes tienen que ir más
abajo.
Los
bueyes son uncidos con el yugo donde se amarra al arado para abrir los surcos
donde mi madre iba poniendo la semilla a paso lento detrás del arador, al ver
el chicote mortífero, me ponía muy acomedido en los mandados, no importaba ir y
venir por el mismo sitio y terminar la faena del día a como dé lugar, los
trabajos duraban muchas veces toda la semana completa, siendo un martirio para
mí.
Fuente: “Historia de Ivo”, Autor: José Santos Gamarra Soto
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