LA VIRGEN DEL PILAR
y LA JOTA ARAGONESA
Por: José Santos Gamarra Soto
Por: José Santos Gamarra Soto
En una espléndida
noche de octubre del 2017 escuché por tierras aragonesas junto a Ana María un
concierto inolvidable de una orquesta folk de rondallas venido desde tierras
vascas integrado por bandurrias, guitarras y gaitas a orillas del río Ebro muy
cerca a la Basílica de la Virgen del Pilar de Zaragoza; sentados en las
graderías del anfiteatro que queda al costado del río nos dejamos llevar por
las hermosas notas, cantos y bailes de la jota aragonesa venido desde tierras
del nor-este de España muy rica en tradiciones y costumbres que invitaba
escuchar esta manifestación cultural de folclore que se expresan a través de la
historia por estas tierras aragonesas y ver bailar y cantar a espontáneos
españoles nos alegró más porque se demostró que los españoles aman su música y
sus costumbres.
En horas de la
mañana de aquel día por las festividades de la Virgen del Pilar habíamos estado
en el desfile de comparsas y “Ofrendas de Flores” para la Virgen; hermosas
damas con su larga y bien cuidada vestimenta del siglo XVIII nos recordaba las
tapadas limeñas, donde sobresalían las sevillanas y la vestimenta de las
valencianas, ellas, hacían gala de su glamour y belleza entregando sus ramos de
flores como contribución para la edificación de la enorme anda de la Virgen luego
de una larga cola por las calles de la ciudad; con estas flores se va formando
un inmenso altar de flores y en cuyo altar mayor, muy arriba, se encuentra la
morena Virgen del Pilar de Zaragoza.
Según la historia,
en el siglo XVIII en la ciudad de Zaragoza aparecieron abundantes jotas en los
sainetes, zarzuelas, tonadillas, entremeses y otras obras teatrales populares,
lo que motivó la distinción de la ciudad con los títulos de la ciudad heroica e
inmortal, la muy noble y muy leal ciudad de Zaragoza por la resistencia y valor
que sus habitantes demostraron durante la ocupación francesa en 1808 a la que
fue sometida.
Durante la Edad
Moderna, se produjeron importantes flujos de inmigrantes franceses hacia el
interior de España, en particular hacia Aragón, atraída por la pujanza
económica española en los tiempos de la colonización de las américas, así como
estar obligada por otras circunstancias como las persecuciones religiosas al
otro lado de los Pirineos. Los franceses se ocupaban de los oficios humildes o
de menor rango, algunos de esos oficios de baja estirpe se hacen referencia en
algunas irónicas coplas que a la letra dice:
De la Francia
chapucera
vienen los oficios nobles;
unos a amolar tijeras,
otros a capar lechones. (Jiménez de Aragón, 1925)
vienen los oficios nobles;
unos a amolar tijeras,
otros a capar lechones. (Jiménez de Aragón, 1925)
Fue una experiencia
sin igual la que tuvimos durante más de una semana por las festividades de la
Virgen del Pilar que se celebra el 12 de octubre de cada año. Teníamos una vaga
referencia sobre este importante canto y baile aragonés por algunas
investigaciones hechas cuando en Marca se cantó y bailó por vez primera a
inicios del siglo pasado en el Centro Escolar de aquel entonces. El baile y
canto de la jota aragonesa se formó en España a fines del siglo XVIII y
principios del XIX.
En Marca, en el año
de 1921, año del centenario de la independencia del Perú, se podría decir que
fue el inicio de las veladas literario-musicales en el Centro Escolar N° 339,
hecho que marcó la llegada de su Director Don Max E. Arroyo y Gutiérrez de muy
buena ascendencia hacia sus alumnos según nos cuenta la historia, conociéndose
por vez primera la música española, y donde se cantó y bailó la jota aragonesa
con la pareja integrada por David Tolentino Bayona y Catalina Gamarra, la letra
de la canción comenzaba así:
La Virgen del Pilar
dice
No quiere ser francesa,
Porque quiere ver bailar
La jota aragonesa…
No quiere ser francesa,
Porque quiere ver bailar
La jota aragonesa…
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