*****COSTUMBRES Y TRADICIONES DE MI TIERRA*****
LAS ROSCAS BAÑADAS Y LAS NARANJAS HUANDO SIN PEPA
Fiesta Patronal del 10 de agosto…
Escribe: José Santos Gamarra Soto
Hace muy pocos días estuve de visita con mis colegas de la Universidad de
Huacho en la Casa Hacienda Huando ubicado en la provincia de Huaral, y me vino
a la memoria aquellos “Banquetes” que de niño nos dábamos en la fiesta patronal
de Marca con las “Roscas Bañadas” y las famosas “Naranjas Huando sin Pepa”.
Marca, llamada Perla de las Vertientes, se viste de gala al celebrar jubilosa su fiesta patronal el 10 de agosto de cada año, en honor a su patrón el mártir San Lorenzo. Fiesta jubilar que dura seis días, del ocho al trece de agosto, a donde convergen personalidades de toda condición, gente de diferentes lugares del Perú y del mundo, marquinos residentes en Lima, provincias y el extranjero, que retornan para confundirse con el anhelado calor de la tierra generosa de sus ancestros.
Estas fiestas patronales nos traen recuerdos gratos cuando antiguamente a
mediados del siglo pasado se vendían las famosas Roscas Bañadas que es un dulce
hecho en cada fiesta patronal bien sea en casa o para la venta al público, las
roscas son hechas con harina de maíz molido y horneados como cuayes, los que
son bañados con la miel dulce hecha con clara de huevos, azúcar blanca y una
pizca de anís y limón, que untados a la rosca es la delicia de los niños. En la
fiesta patronal de cada año comía junto a mi madre en la esquina de la tienda
de don Abraham Soto (actual Churchil), que las vivanderas vendían antes y
durante la misa del día central de dicha fiesta.
Las famosas Naranjas Huando, aquellas que no tenían pepa,
complementaba aquel banquete que gozábamos de niños, estas naranjas provenían
de La hacienda Huando de Huaral, que por aquellos años fue de propiedad de la
familia Graña, quienes sembraban en Huaral dentro de su propiedad dichas apetecibles
frutas, la población peruana la bautizó como “Naranja Huando sin Pepa”, efectivamente,
no tenían pepas, eran muy dulces, mucho jugo y de un color anaranjado muy
intenso, casi rojo. La producción de las naranjas Huando alcanzó pleno
esplendor hacia mediados del siglo pasado.
Esta variedad de naranjas fue
sembrada desde los inicios del siglo pasado e hizo que la hacienda fuera
reconocida tanto localmente como en el extranjero. Los que comieron de niños
podrán recordar que era una fruta premium, intensamente anaranjada, de textura
única y de una marca en su piel (sello) cual tatuaje que denotaba su linaje. La producción de Huando era enviada en calidad de exportación
a los Estados
Unidos, Canadá y a algunos países de Europa,
lo que representaba un orgullo para la zona y para el país en la primera mitad
del siglo XX. Sin embargo, la
reforma agraria de Velasco en 1969 detuvo ese crecimiento. Fue
un corte directo a la yugular; las tierras de la hacienda fueron tomadas por
los trabajadores a través de la Cooperativa Agraria de Producción, de las
naranjas huando sin pepa, ya sabemos su triste final.
En Marca y demás pueblos andinos, sus pobladores lucen lo mejor de
su vestimenta en las fiestas patronales y que mejor si son nuevos, mi madre, doña
Elpidia junto a mi padre cada año vendían un toro; el dinero era para pasar la
fiesta patronal y comprar ropa nueva de los mercachifles, para toda la familia,
doña Ellpicha se encargaría de ello.
Aquel año que comí la rosca bañada y las naranjas huando sin pepa
contaría con siete u ocho años de edad, me compraron un overol vaquero con
tirantes de tela gruesa, lo recuerdo como si fuera ayer:
-
“Tiene que durarte todo el año” - me decía mi
madre
Los
tirantes del overol tenían botones de cobre con dibujos en alto relieve, los
bolsillos del pantalón los tenía con remaches de metal, estos overoles estaban
de moda, se confeccionaban con la patente de los pantalones vaqueros Levi’s
salido en los EE.UU. de Norteamérica en el siglo XIX, allá por el año de 1872.
Los overoles estaban hechos de
tela gruesa para el trabajo en el campo, complementaba el overol una camisa
Caqui de color ocre semi oscuro muy gruesa, botines negros, y un sombrero de
fieltro de color azul marino. Después de la compra de ropa nueva para la
familia llegamos a la casa y mi madre guardó todo lo comprado en el mercachifle
en un baúl muy grande que se tenía para las cosas más importantes de la
familia, prometiéndome que me pondría esa ropa nueva días más tarde, en la
fiesta patronal de Marca.
En efecto, el 10 de agosto yo aparecía muy temprano luciendo mi
atuendo comprado en el mercachifle para festejar la fiesta patronal de Marca.
Esta fiesta, que a la fecha no ha perdido su peculiar virtualidad y se mantiene
vigente gracias a su acendrada identidad y el prestigio que ha adquirido a
través del tiempo.
La mañana del 10 de agosto llegué junto a mi madre a la esquina de
la plazuela San Lorenzo contigua a la tienda de don Abraham Soto, mi madre se
sentaba en la vereda junto a la vivandera. Yo veía al lado de mi madre con
singular expectación las roscas bañadas y las naranjas huando que la vivandera
vendía, ambas muy apetitosas por cierto. Mi madre me compraba una rosca bañada
que al comerlos me manchaba toda la cara hasta los cabellos, luego las famosas
naranjas huando, una sola naranja me dejaba completamente exhausto, satisfecho
y con el estómago lleno, esto sucedía antes de la salida de la procesión del
patrón San Lorenzo en su día central, que da una vuelta por el perímetro de la
plaza de armas…
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