*****COSTUMBRES
Y TRADICIONES DE MI TIERRA*****
EL NOBLE “CASHANO”
Escribe:
José Santos Gamarra Soto
Esta historia ocurrida entre los años de 1950 a 1960 en el distrito de Marca, provincia de Recuay, departamento de Ancash, es ya un clásico de la literatura marquina; por aquellos años existía un personaje muy singular llamado “Cashano”, lo llamaban así al buen Casiano Camones Cubillas, era un familiar un tanto lejano, era muy cariñoso con la familia, cuando llegaba a la casa de mi abuela paterna la llamaba “Mama Juana” a mi abuelita con cierto aire familiar. Casiano era hermano de Amadora Camones y vivían en el barrio de Pircaymarca, era un buen hombre, de corazón muy noble, analfabeto, en las fiestas de Corpus Cristi en la danza de los Huancos cada año le gustaba bailar de “Alguacil” al que muchos años antes en el pueblo de Marca se le llamaba como “Autor”.
Este Autor o Alguacil baila con
un pequeño poncho multicolor y un sayal, sombrero de paja adornado con plumas
de pavo real, máscara de alambre con rasgos de mujer, yo veía con inmensa
devoción dicha festividad porque me gustaba mucho, el que se realiza entre los
meses de mayo y junio de cada año. Casiano, preparaba los garrotes y el broquel
para la danza de los Huancos desde meses antes. El Alguacil junto a los
Caporales son los que ponen orden durante el baile. Tenían mucho trabajo
durante el año, los Caporales eran representados por don Gamaniel Gamarra por
el barrio de San Cristóbal, don Nolberto Cueva por el barrio de Pircaymarca, don
Eudonio Gamarra por el barrio de Jacamarca y don Camilo Cubillas por el barrio
de Chaupismarca, eran los Caporales de los cuatro Ayllus de Marca los más
representativos para este baile; la contratación de don Roberto Padilla Gómez a
quien llamaban “Llupico” con mucha anticipación como pincullero de dicha
festividad era la seguridad de una buena fiesta de Corpus Cristi.
Cashano, llegaba a la casa de mi
abuelita Juana y le comentaba como se desarrollaría la fiesta de Corpus Cristi
en ese año, como a mi abuela le había dado la enfermedad de glaucoma, le quitó parte
la visión a los dos ojos, por ello mi abuelita Juana no veía casi nada, pero si
escuchaba a la perfección, entonces cuando Cashano le comentaba los
preparativos de la fiesta lo escuchaba con mucha atención y le daba
recomendaciones y consejos, indicando que debería hacer tal o cual cosa.
Yo escuchaba atentamente lo que
pasaba, sin intervenir por la edad que tenía. Cashano, no había tenido la
suerte de ir a la escuela, pero era un hombre muy noble, a tal punto que a
veces, actuaba como un niño. Le daba las quejas a la abuela Juana de las cosas
que le pasaba, a veces con voz afligida, entrecortada y llorosa, luego de los
consejos, se retiraba más reconfortado, tenía un poco más de treinta años.
Una tarde le comenta a mi
abuelita Juana que desea tener mujer, que ya ha conversado con la susodicha, y
que está de acuerdo:
- Mama Juana, mama Juana…warmy
tam muná…pokushka namká - Abuelita Juana,
Quiero tener mujer, ya soy
mayor – Le decía a mi abuelita Juana.
- Pihuantac…táreta munanki? - ¿Con
quién te quieres casar? le preguntaba la Abuela.
- Claudinam
jutin…Huayllapampa warmy…Se llama Claudina, es de Huayllapampa.
Unos meses más tarde se casaron a
la usanza del lugar con la bella Claudina. Cashano andaba en un pie, muy feliz,
y se establecieron en Chinchipe, anexo de Huayllapampa, desde Marca caminaba
cerca de veinte kilómetros de distancia cada día, en el día trabajaba en Marca
y en las tardes se iba a Chinchipe donde dormía con su mujer y sus menores
hijos, vivían muy felices. Como se sabe en Marca, hasta la actualidad, algunos
agricultores antes de ir a la chacra o de regreso de ella, toman su washku
-licor casero- en alguna taberna de la ciudad.
Una tarde estando él con muchas
ganas de ver a su mujer, se había tomado su washcu con algunos agricultores en
la tienda de “Capitán Frotacho” le decían así a don Frotacio Enríquez quien
tenía una taberna en el barrio de Mitana, antes de salir con destino a
Chinchipe; ya medio oscuro, se fue a toda prisa, silbando su huayno pasando por
Mitana, Kakahuas, Agua Bendita, Mayapi, Marawayi, Curco, Shinua, Ninarumi,
Chinchehuas, Pacar, cruzó el río Trompón, luego subió hasta Chinchipe, era una
caminata de casi dos horas diarias. Pero ese día se retrasó un poco más de la
cuenta, salió a las siete de la noche rumbo a su casa, estaba medio borrachito,
vivía muy enamorado de su mujer, tenía en mente sentir las caricias esa noche
de ella, por eso el apuro de ese día, se fue silbando y cantando a su casa.
Cuando al llegar a su casa grande
fue su sorpresa, encontrar a un fulano que salía a toda prisa, por el corral
posterior, Cashano con la furia que llevaba ingresó a la habitación, sus hijos
dormían inocentes en la cama contigua a la suya, como siempre. Al revisar la
cama matrimonial encontró a su mujer en paños menores, muerto de rabia salió en
busca del intruso buscando por las chacras vecinas, sin resultado positivo, el
fulano, había fugado con una rapidez felina por las pircas y chacras vecinas,
protegido por la oscuridad de la noche.
Cashano regresó a su casa furioso
por lo ocurrido, todavía le quedaba los efectos del washku, y se sentía
traicionado por su mujer, pensó castigarla por tamaña afrenta a su honor de
hombre. Su mujer, permanecía desvestida, se le veía las nalgas rechonchas
lozanas, estaba indeciso y se preguntó:
- Imanekotac ke
warmita…¿makekotzun o kokurkotzun….? - ¿Qué
hago con ésta
¿Mujer, le pego o me la tiro?
Era tal su incertidumbre, que al rato se
decidió:
- ¡Mejor
kokurkushac…! - Mejor me la tiro.
Dicho esto, se metió a la cama; y
según él, la “castigó” duramente a la mujer haciéndole el amor esa noche una y
otra vez, para no ser sacavueltera. Esta historia Cashano en su ingenuidad
contaba a toda persona en la ciudad y lo repetía sin el mínimo escrúpulo,
haciéndose muy popular la historia.
Fuente: “Historia de Ivo” Autor:
José Santos Gamarra Soto.
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