viernes, 27 de diciembre de 2024

 

LA MUERTE DEL AMAUTA
El Amauta 𝗝𝗼𝘀é 𝗠𝗮𝗿í𝗮 𝗔𝗿𝗴𝘂𝗲𝗱𝗮𝘀 partió por propia decisión hace 55 años.

Fue un destacado escritor, antropólogo y poeta que nació en Andahuaylas, la tierra de los Chankas. Exploró las tensiones entre las culturas andina y occidental en el Perú y es un referente de la literatura indigenista.
Su obra literaria, muy influenciada por su cercanía con la cultura indígena, incluye novelas como Todas las sangres, Los ríos profundos, Yawar Fiesta, El sexto y El zorro de arriba y el zorro de abajo.
Entre sus más importantes cuentos identificamos a La agonía de Rasu Ñiti, Agua y El sueño del pongo.
También destacó como investigador del folklore peruano, revalorizando la música y danza andina.
Estudió en la Universidad de San Marcos y fue docente y funcionario público, promoviendo la cultura nacional. Su vida, marcada por conflictos internos, terminó trágicamente, pero su legado literario y cultural sigue siendo fundamental para la identidad peruana.
Para tener presente a Arguedas, comparto una parte de un gran mensaje del Amauta José María que data de 1968:
"... considerar siempre el Perú como una fuente infinita para la creación. Perfeccionar los medios de entender este país infinito mediante el conocimiento de todo cuanto se descubre en otros mundos. No, no hay país más diverso, más múltiple en variedad terrena y humana; todos los grados de calor y calor, de amor y
odio, de urdimbres y sutilezas, de símbolos utilizados e inspiradores. No por gusto, como diría la gente llamada común, se formaron aquí Pachacamac y Pachacútec, Huamán Poma, Cieza y el Inca Garcilaso, Túpac Amaru y Vallejo, Mariátegui y Eguren; la
fiesta de Qoyllur Riti y la del Señor de los Milagros; los yungas de la costa y de la sierra; la agricultura a 4.000 metros; patos que
hablan en lagos de altura donde todos los insectos de Europa se
ahogarían; picaflores que llegan hasta el sol para beberle su fuego y llamear sobre las flores del mundo. Imitar desde aquí a alguien resulta algo escandaloso. En técnica nos superarán y dominarán, no sabemos hasta qué tiempos, pero en arte podemos ya obligarlos a que aprendan de nosotros y lo podemos hacer incluso sin movernos de aquí mismo.
Ojalá no haya habido mucho de soberbia en lo que he tenido que hablar; les agradezco y les ruego dispensarme.
(Palabras de José María Arguedas en el acto de entrega del premio “Inca Garcilaso de la Vega”, Lima, octubre de 1968.

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