*****HECHOS HISTÓRICOS DE MI TIERRA*****
JOAQUIN GAMARRA, “EL ENCANTADO” DE
IGLESIAQAQA…
Por: José Santos Gamarra Soto
En la Escuela Primaria de Varones
N° 1339 de Marca por el año de 1958 los profesores y alumnos de los últimos
años programaron una visita en excursión a Iglesiaqaqa, sitio arqueológico que
guarda los secretos enigmáticos de los primeros habitantes de nuestro pueblo y
ser parte de nuestra historia, lugar muy visitado por todo marquino hasta la
actualidad. Sitio arqueológico ubicado a una distancia considerable de la
ciudad que es considerado como uno de los mejores lugares donde se conserva los
vestigios de nuestros antepasados y que hasta hoy perduran a pesar del paso de
los años, estos paseos siempre se hacían
a los sitios arqueológicos considerados turísticos del distrito, este lugar se
llama así porque la inmensa roca tiene la forma de una Iglesia, situada al pie
de Wawayoc Jirka, otro de los centros arqueológicos que circundan a la ciudad
de Marca, más al noreste hacia abajo está Hueylla y Cuchimaché y hacia el
sureste Píhuich y Canchahuás, de fecundas tierras de cultivo.
Joaquín Gamarra era hijo de
Gaudencio Gamarra y Lola vivían en Acatana, por los lugares de Washahuacta, él
tenía dos hermanas, una, la mayor llamada Lupe y la otra hermana se llamaba
Magda; desde Washahuacta iban al colegio todos los días a estudiar la primaria.
El día de la excursión Joaquín, demostrando sus aptitudes de buen atleta y
escalador de montañas, trepó el edificio rocoso de cuatro a cinco pisos, con
montículos de rocas, árboles silvestres, tierra y mucha espina. La hazaña fue
rápida y fácil para él, todos quedaron asombrados al ver como Joaquín con
singular destreza había subido la inmensa roca en forma de una iglesia.
El problema fue cuando no pudo bajar del mismo alguno de sus compañeros decían que no quería bajar, algunos otros decían que al llegar a la cúspide de la roca había caminado hacia el fondo por un hermoso camino y recibido por los gentiles quienes le ofrecieron descanso y comida por su esfuerzo, luego del cual se quedó dormido sentado en una roca y posteriormente “encantado”, por ello no contestaba ni se asomaba al requerimiento de sus compañeros quienes lo llamaban asustados para que baje de aquel lugar, pasaron los minutos y las horas y no se veía a Joaquín bajar de la inmensa roca llena de espinas, nadie se atrevía a subir a Iglesiaqaqa por lo dificultoso en subir a la roca, además por lo enigmático que se veía a simple vista y era temido por más de un poblador siempre se tejían cuentos y leyendas de hombres y mujeres sobrenaturales que “encantaban” a sus víctimas en caso se atrevían a profanar sus instalaciones; en vista que no salía ante el llamado de los alumnos y profesores que ya estaban desesperados, empezaron a tejerse ideas sobrenaturales como que el duende lo había tocado, que los gentiles lo habían atrapado; cansados y angustiados después de varias horas, algunos de ellos regresaron a la ciudad a dar cuenta del hecho.
Enterados los pobladores se
reunieron en la Plaza de Armas, miraban hacia el lugar de los hechos con la
esperanza de escuchar alguna notica de los emisarios sobre el alumno, ya que el
lugar dista entre tres a cuatro kilómetros de la ciudad. Las personas mayores
decían que el alumno estaba atrapado en Iglesiaqaqa porque había sido conducido
por la pushanlla, otros afirmaban que había sido “encantado” por algún genio
maléfico. Hubo vigilia en la ciudad por la salud del joven, que por aquel
entonces contaría con catorce o quince años de edad, también comentaban que los
apus eran los que lo habían “capturado”, se decía también que éstos apus en las
noches oscuras conversaban, principalmente Limac Jirka con Warmi Jirka,
disputándose al joven y que ya fue encantado por uno de los apus.
Se conjeturaron muchas cosas así
como miles de ideas en la tarde y ya casi al anochecer casi toda la población
marchó a Iglesiaqaqa junto a los dos policías que había por esos tiempos en la
Comandancia del Puesto de la Guardia Civil de Marca, al rescate de Joaquín, los
hombres formaron una columna de rescate con sogas en mano, escalaron la roca y
en el fondo de una las cuevas hallaron a Joaquín, tranquilo, sentado sobre una
roca, como si no hubiera pasado nada, causando gran alegría a los pobladores.
Un tiempo después Joaquín ante tanta insistencia que le había pasado en
Iglesiaqaqa, comentó ante sus más cercanos que había estado en una ciudad lleno
de cristales, lunas y espejos, revestidos de oro y plata, en el que había estalactitas
y estalagmitas, atendido por mucha gente amable, cuyos recuerdos siempre le
venía a la mente con bastante asiduidad.
Al retornar al pueblo después de
su rescate de Iglesiaqaqa, los pobladores manifestaban que ya no sería el mismo
joven y alegre atleta. Al verlo llegar a la ciudad se centraron todas las
miradas inquisidoras y los comentarios menudeaban por todas partes y en los
días siguientes Joaquín había perdido su alegría, pues se había vuelto introvertido
y un tipo taciturno, meses después desapareció de Marca.
Fuente: Historia de Ivo,
Autor: José Santos Gamarra Soto
Fotografías: Alcides Soto
Gamarra
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