MÁRGARO Y EL ALMA CONDENADO DE
SHAPSHACO…
COSTUMBRES
Y TRADICIONES DE MI TIERRA
(Cuentos de Marca-Ancash)
Por José Santos Gamarra Soto
Márgaro Aquino Cubillas, era vecino de Marca, agricultor, nacido
en el año de 1886, hijo de don Andrés Aquino y doña Rosa Mística Cubillas; don
Márgaro era Cristiano Apostólico y Romano en cuya creencia y fe vivió y
protestó vivir y morir, casado con doña Martina Gamarra en el año de 1916 en
cuyo matrimonio procrearon seis hijos de los cuales cuatro de ellos fallecieron
a temprana edad, sobreviviendo sus hijos Florentino y Genoveva. Don Florentino
a su vez fue padre de don Marín, Erasmo y David. Hurgando la historia de Marca,
de cuentos, mitos y leyendas, tuve la suerte de escuchar este cuento que es uno
de los clásicos de nuestra historia pueblerina, esta vez de parte de don Erasmo
Aquino Silva, nada menos que del nieto de don Márgaro.
Don
Márgaro, era creyente y practicante de la fe católica como se ha dicho, en las
noches tenía por costumbre dormir con la puerta abierta en su casa de Mitana,
una noche, por cosas del destino y trabajos de campo que tenía que realizar se
encontraba en sueño profundo, solo, no se percató de la visita del Alma
condenado que era nada menos del Shapshaco que no hacía mucho había fallecido
en el pueblo-hombre no muy querido por la población-según nos contaron; don
Márgaro, fue levantado en paños menores en horas de la noche y llevado hasta
Convento-entrada de Marca-una vez llegado a Convento, le hizo bailar hasta el
cansancio en horas de la madrugada, pero antes le dijo:
Upaqu qarqequi o sonsutsun
qarqequi, Márgaro
-
Eres
tonto o bruto don Márgaro
Mana puertiqita tsapanequipag
-
Para
que no cierres tu puerta
Kananmi tushurishun qecho
-
Ahora
vamos a bailar aquí.
La
canción que le cantaba el Alma Condenado de Shapshaco, decía:
Kampa makik, noqapa make
-
Tus
manos y mis manos
Kampa chakik, noqapa chake
-
Tus
pies y mis pies
Huamakllanta tushurishun
-
Tendremos
el gusto de bailar
Huakunacurishun don Márgaro
-
Vamos
abrazarnos don Márgaro
Kamraq, nokaraq don Márgaro
-
Tú
primero y yo después don Márgaro
Mana noqahuan tinqita munarqa
-
Si no
quieres encontrarte conmigo
Alli punukita munarqa
-
Si
quieres dormir placenteramente
Punkiqita tsapaqi, don Márgaro
-
Cierra
tu puerta, don Márgaro.
En
horas de la mañana del día siguiente, muy temprano, encontraron a don Márgaro
siempre en paños menores, en la puerta de su casa de Mitana, tirado en el
suelo, tenía los pelos erizados, los ojos bien abiertos como de espanto,
tiritando por el frío, botando espuma por la boca.
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