LA LLICLLA MARQUINA…
USOS Y COSTUMBRES DE MI TIERRA
Por José Santos Gamarra Soto
La vestimenta
de la mujer marquina en los últimos años está siendo apreciada a nivel nacional
creo en su real dimensión y magnitud debido a que las hijas marquinas que
retornan al lar querido se visten con esa indumentaria que es muy apreciada por
propios y extraños. Una joven o mujer adulta que regresa al lugar de sus
orígenes o ancestros es tentada por sus familiares vestirse con la ya famosa
vestimenta de la mujer marquina del que uno de sus prendas importantes es la Lliclla de la mujer
marquina.
En el Perú, la
indumentaria llamada lliclla es una manta femenina de diversas formas, estilos
y colores, que se coloca sobre los hombros y se sujeta, sobre el pecho, con un
prendedor metálico muy grande, al que se ha dado en llamar “tupu” o “topo” y que en el
Incario se denominaba “tipqui”. Cada región, cada etnia o nación aborigen, tiene su propia lliclla.
En Marca, las llicllas son hechas de tejidos de lana llamado “Castilla” al que le
ponen cintas de terciopelo y cintas labradas para finalmente bordar con hilos
de color todo el contorno de la lliclla, en la lliclla marquina prevalece el
color rojo y azul aunque también los hay de otros colores que diferencian esta
prenda de otros pueblos de la región.
Hurgando en la
historia, Cieza de León es el primero en hablarnos de la lliclla diciéndonos
que se trata de la una “manta delgada que les cae(a las mujeres) por encima de
los hombros”. Algo después, Gutiérrez de Santa Clara anotaría que las llicllas
eran a modo de “cobijas que se ponen sobre los hombros, que les dan hasta las
corvas”, estos, casi hasta las pantorrillas. Fray Martín de Murùa, hombre muy
dado a temas de indios y a las mismas indias, señalaría que “traían una mantilla
sobre los hombros llamado lliclla” y deja entender que lucía flores y
mariposas, al igual que los anacos.
En algunas
regiones del Imperio de los Incas, la lliclla también cubría la cabeza, tal
como podemos leer en la narración de Gonzalo Fernández de Oviedo, quien
escribió escuchando a casi todo los que se hallaron en la sujeción de la costa
del Perú, señala que las mujeres “traen cubierta una manta corta desde la
cabeza hasta media pierna, que quieren parecer mantillo”. Asimismo, Guamàn Poma
de Ayala anota que las mujeres usaban “un paño sobre la cabeza y en hombro otra
lliclla” afirmando aparte que la lliclla es como manto; pero no se excluye que
ese paño de cabeza fuese en realidad una “ñañaca”, que era
prenda de adorno.
En la Colonia
y en la República muchas campesinas quechuas pasaron a usar esa lliclla como
mantilla española. Así fue vista por muchos escritores como el culto viajero
francés Paul Marcoy quien las vio en Arequipa. Medio siglo antes, el sabio
Hipólito Unanue escribió que lliclla es una manta de vara en cuatro muy fina y
adornada con muchas labores, la que sirve de “rebozo ò mantilla a las indias”. Mariano
Paz Soldán también apunta que es el pañuelòn con que se cubren las indias. El
primer diccionario quechua que menciona la lliclla es el anónimo de 1586, que
la define como la “manta de india que cubre la saya”.
Con la
evolución del modernismo del Perú contemporáneo y la creciente liquidación de
la herencia india, las llicllas se fueron extinguiendo. Quedan solo sobre los
hombros de las campesinas más pobres, en apartados rincones andinos. Nada resta
o queda de las llicllas de lana de vicuña con sus caprichosos bordados
multicolores, ni de los topos o tipquis de oro o plata y esmeraldas. Es un mundo perdido, César Vallejo
por eso presentó en su novela Tungsteno una india con “…la lliclla prendida al
pecho con una espina de penca...”.
Sin embargo en
Marca, en la actualidad, la lliclla es una prenda que enriquece la vestimenta
de la mujer marquina, su uso multicolor de gran raigambre y prestancia la
convierte en uso obligatorio cuando la mujer marquina luce dicho aditamento con
garbo y belleza inigualable, luciendo con mucha elegancia lo que el Perú
contemporáneo ahora nos enriquece con sus vestimentas que en algún momento iban
camino a su extinción.
Fuente: Hola
Marca, Octubre 2002
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