*****PERSONAJES PINTORESCOS DE MI
TIERRA*****
Don Porfirio
Quispe Gómez
Por: José Santos Gamarra Soto
Un personaje muy característico en Marca, Recuay, Ancash, fue don Porfirio Quispe Gómez a quien lo llamaban “Llapchako”, por ser “Llullu shimi”, tenía dificultad para pronunciar las palabras, era dueño del camión San Lorenzo de Marca, cuando tomaba su Washcu andaba por la calle diciendo que él era el “Pájallo Píkallo Pinto” en lugar de decir que él era: El Pájaro Pícaro Pinto. Don Porfirio, llegó a procrear varios hijos, era un hombre muy trabajador y bondadoso, comerciante como ninguno, tenía una tienda de abarrotes muy surtida, y bazar donde vendía telas para damas y caballeros en el Jr. Bolognesi, centro de la ciudad.
El terremoto del domingo 31 de mayo de 1970 asoló todo el departamento
de Ancash, aquel domingo don Porfirio Quispe, debía llegar a Marca desde Barranca
en horas de la tarde como siempre solía hacerlo, pero por el terremoto no llegó
ese domingo. Al día siguiente era lunes primero de junio, la señora Rosa
Cubillas esposa de don Porfirio, nos buscaba a Juan Melgarejo y a mí que
durante y después del terremoto en la ciudad nos convertimos en rescatistas de
los damnificados, la Sra. Rosa nos buscaba con la finalidad que caminemos hacia
el sur por la carretera en búsqueda del camión San Lorenzo y su esposo Porfirio,
que a su vez era manejado por don Pedro Espinoza Soto. Con Juan Melgarejo nos
encontrábamos en una disyuntiva, teníamos un poco de temor porque los temblores
se repetían a cada cinco minutos, la señora Rosa nos rogaba que buscáramos a su
esposo, nos había preparado nuestro “fiambre” y nos ofreció un pago por
la búsqueda, aceptamos el fiambre más no el pago, no pudimos negarnos, era un
acto de humanidad, la señora lloraba por su esposo.
Con Juan Melgarejo comenzamos a caminar rumbo al sur, en búsqueda del camión San Lorenzo y sus pasajeros, Convento, Kakahuás, Rárapi, Rosaspampa, ¡Que tragedia!, en el trayecto nos dimos cuenta los estragos que había ocasionado el terremoto un día antes, habían animales muertos en lo que quedaba de carretera, ya por Pati no se podía pasar, el derrumbe había cubierto por completo la carretera, nos dimos maña para pasar el obstáculo pasando por encima de la carretera, llegamos a Kosma, igual, toda la carretera estaba cubierta de rocas y piedras, en Muña Jircan la carretera se había precipitado al abismo por el movimiento telúrico quedando una inmensa zanja que dificultaba nuestro paso. A la altura de Takar, lugar donde pensamos encontrar algún espacio para un descanso, nada, inmensas rocas desprendidas desde Curco y Shinua se habían precipitado casi a quinientos o seiscientos metros de altura, el temor que teníamos era el desprendimiento de alguna de las rocas que habían quedado suspendidas en los acantilados y como los temblores se repetían a cada instante, era fácil que alguna de esas rocas se precipitase desde las alturas.
Llegamos a Anka Alta, del camión, ni rastro, luego Anka Baja y Cashapampa, nos aterrorizó ver cómo había quedado la carretera a la altura de las curvas de Pandejabòn, desaparecido por completo, Pandejabòn es el lugar de mayor peligro por el precipicio que existe en la carretera Chucchu-Marca, con una caída de doscientos metros de altura hasta el río en forma recta, al caer la tierra y piedras cubrieron por completo casi un kilómetro de longitud, por lo tanto no pudimos avanzar en nuestra caminata hacia el sur en búsqueda del camión y sus ocupantes, no había modo de pasar aquel lugar, nos sentamos y estuvimos largo rato en Pandejabón, pensando que hacer. Un poblador apellidado Enríquez apareció por los escombros venía desde Barranca apenas ocurrió el terremoto por sus familiares en Marca, nos manifestó que el camión San Lorenzo a la hora del terremoto había parado en Chaucayán a recoger pasajeros y carga que llevar hacia Marca, felizmente el terremoto sucedió cuando el carro estaba estacionado en dicho lugar, en el camión regresaba de su viaje a Lima, la profesora del Colegio Clemencia Vélez Acevedo de Loayza, la que nunca más regresaría a Marca, sino hacia la capital y caminando días después alrededor de 60 km., desde Chaucayán hasta Barranca, luego a Lima..
Don Llapchako tenía muchas anécdotas en Marca, estando en el
año de 1962, se comenzó a construir la primera carrocería mixta en la plaza de
armas de Marca a cargo de don Pedro Hitler Cubillas Espinoza, quien muy joven
había aprendido ese oficio en la capital. Dicha carrocería se confeccionó por
especial encargo de don Porfirio Quispe, quien había comprado un chasis nuevo
de camión al que le puso de nombre “San Lorenzo de Marca”, el camión era
marca Ford 800, eje simple, color rojo y blanco, capacidad máxima de carga 10 toneladas,
convertido en camión mixto para llevar pasajeros. Hitler le fabricó la
carrocería con dos filas de asientos en la caseta, canastilla en el techo de la
caseta, y en la tolva tenía tablas que servía de asiento para los pasajeros, y
todavía más atrás llevaba reses y chivos para el camal de Paramonga.
Este camión, en aquel tiempo era conducido por su yerno Juan
Salazar, esposo de su hija Elcira. Cuando estaba en fabricación dicha
carrocería, cierta vez, llegó a Marca una pobladora desde Huayllapampa, y quedó
impresionada al ver en la plaza de armas la obra de Hitler, al regresar a su
pueblo comunicó a sus paisanos con la siguiente frase:
“Cha channnnn… marquinucuna carruta rurayan”
(Assu…Los marquinos ya saben hacer carros)…
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