UNIVERSIDAD NACIONAL JOSE FAUSTINO SANCHEZ CARRION DE HUACHO
Por: José Santos Gamarra Soto
En nuestra vida, existen anécdotas que quedan como recuerdos imborrables en nuestra memoria, los cuales tienen ingredientes muy especiales principalmente de los buenos, así como los hay de los otros, sin embargo nosotros siempre hablaremos de los buenos que nos ha tocado vivir cuando en nuestra juventud vivíamos por los años de 1970 hasta el año 1980 en el Tercer Piso del Jirón Lima N° 916 de Barranca, trabajaba en la Agencia de Aduana de Puerto Supe y estudiaba Contabilidad en la Universidad de Huacho, diez años de vida por estos hermosos lugares del Norte Chico llamado “La Puerta Norte de la Capital”.
Los días 10 y 11 de Setiembre de este año estuvimos por Huacho para una reunión con nuestros compañeros de aquella época cuando culminamos 115 estudiantes, a la fecha han fallecido 13 compañeros , ¡¡Nos reencontramos después de 37 años!! con los integrantes de la Promoción “Colegio de Contadores Públicos de Lima Año 1979” de la Universidad Nacional José Faustino Sánchez Carrión de Huacho, cuanta historia, cuantos recuerdos, cuanta alegría y nostalgia a la vez con los colegas que después de tantos años nos veíamos en un reencuentro promocional, la mayoría pintando canas, calvos, viejitos y obesos.
Aquel día, en horas de la mañana, antes de la misa de salud en la Catedral de Huacho y la visita al Cementerio en Romería a los Colegas que ya partieron en su viaje sin retorno; a gentil invitación del Presidente de la promoción me tocó dar una conferencia dedicada a las Exportadores del Valle de Huaura en el Colegio de Contadores Públicos de aquella localidad, luego pasamos a un local especialmente preparado para la ocasión y servirnos un almuerzo con platos típicos de Huacho, culminando la reunión con un baile amenizado por un conjunto musical de la zona contratado por los organizadores del reencuentro.
Hubieron días que ninguno de los buses de las empresas mencionadas nos querían llevar ya sea por falta de espacio o porque simplemente no querían, entonces recurríamos a los camiones; subidos en la tolva de algún camión viajábamos con nuestros cuadernos y libros dentro de nuestras chompas ó casacas para que no se mojen con la lluvia del frío invierno, llegando a Barranca en horas de la madrugada, para después levantarnos muy temprano al día siguiente y dirigirnos a la oficina donde laboramos por espacio de diez largos años en Puerto Supe…