sábado, 24 de marzo de 2018


LA VIRGEN DEL PILAR y LA JOTA ARAGONESA
Por: José Santos Gamarra Soto

En una espléndida noche de octubre del 2017 escuché por tierras aragonesas junto a Ana María un concierto inolvidable de una orquesta folk de rondallas venido desde tierras vascas integrado por bandurrias, guitarras y gaitas a orillas del río Ebro muy cerca a la Basílica de la Virgen del Pilar de Zaragoza; sentados en las graderías del anfiteatro que queda al costado del río nos dejamos llevar por las hermosas notas, cantos y bailes de la jota aragonesa venido desde tierras del nor-este de España muy rica en tradiciones y costumbres que invitaba escuchar esta manifestación cultural de folclore que se expresan a través de la historia por estas tierras aragonesas y ver bailar y cantar a espontáneos españoles nos alegró más porque se demostró que los españoles aman su música y sus costumbres.

En horas de la mañana de aquel día por las festividades de la Virgen del Pilar habíamos estado en el desfile de comparsas y “Ofrendas de Flores” para la Virgen; hermosas damas con su larga y bien cuidada vestimenta del siglo XVIII nos recordaba las tapadas limeñas, donde sobresalían las sevillanas y la vestimenta de las valencianas, ellas, hacían gala de su glamour y belleza entregando sus ramos de flores como contribución para la edificación de la enorme anda de la Virgen luego de una larga cola por las calles de la ciudad; con estas flores se va formando un inmenso altar de flores y en cuyo altar mayor, muy arriba, se encuentra la morena Virgen del Pilar de Zaragoza.

Según la historia, en el siglo XVIII en la ciudad de Zaragoza aparecieron abundantes jotas en los sainetes, zarzuelas, tonadillas, entremeses y otras obras teatrales populares, lo que motivó la distinción de la ciudad con los títulos de la ciudad heroica e inmortal, la muy noble y muy leal ciudad de Zaragoza por la resistencia y valor que sus habitantes demostraron durante la ocupación francesa en 1808 a la que fue sometida.

Durante la Edad Moderna, se produjeron importantes flujos de inmigrantes franceses hacia el interior de España, en particular hacia Aragón, atraída por la pujanza económica española en los tiempos de la colonización de las américas, así como estar obligada por otras circunstancias como las persecuciones religiosas al otro lado de los Pirineos. Los franceses se ocupaban de los oficios humildes o de menor rango, algunos de esos oficios de baja estirpe se hacen referencia en algunas irónicas coplas que a la letra dice:

De la Francia chapucera
vienen los oficios nobles;
unos a amolar tijeras,
otros a capar lechones. (Jiménez de Aragón, 1925)

Fue una experiencia sin igual la que tuvimos durante más de una semana por las festividades de la Virgen del Pilar que se celebra el 12 de octubre de cada año. Teníamos una vaga referencia sobre este importante canto y baile aragonés por algunas investigaciones hechas cuando en Marca se cantó y bailó por vez primera a inicios del siglo pasado en el Centro Escolar de aquel entonces. El baile y canto de la jota aragonesa se formó en España a fines del siglo XVIII y principios del XIX.

En Marca, en el año de 1921, año del centenario de la independencia del Perú, se podría decir que fue el inicio de las veladas literario-musicales en el Centro Escolar N° 339, hecho que marcó la llegada de su Director Don Max E. Arroyo y Gutiérrez de muy buena ascendencia hacia sus alumnos según nos cuenta la historia, conociéndose por vez primera la música española, y donde se cantó y bailó la jota aragonesa con la pareja integrada por David Tolentino Bayona y Catalina Gamarra, la letra de la canción comenzaba así:

La Virgen del Pilar dice
No quiere ser francesa,
Porque quiere ver bailar
La jota aragonesa…