domingo, 28 de febrero de 2021

 

PACA PACA MALAGUERA…

*****COSTUMBRES Y TRADICIONES DE MI TIERRA*****

Escribe: José Santos Gamarra Soto

De niño, cuando me quedaba solo en Cochacar, pajareando los maizales que estaban en plena etapa de maduración me sentía de maravilla, era mi habitad, a la hora del almuerzo y durante el día no tenía problema porque sacaba los mejores choclos para sancocharlos en una olla grande, para ello llegaban desde Marca en distintos días, mis primos el “Chino” Máximo Sayán, Elmer Gamarra y/o Hermógenes Gamarra. Premunido de ondillas recorría con cada uno de ellos todas las chacras, cazando una buena cantidad de Palomas, Tortolitas, Carhuaoyocs, Pichichancas, Perdices y cuantas aves se nos cruzaba en el camino; de regreso con las palomas cazadas, al llegar a la casa, eviscerábamos los animales, los untábamos con sal y manteca de chancho, a las más grandes se les insertaba en un palo, como pollos a la brasa y se les ponía al carbón que había quedado en gran cantidad, después de hervir los choclos.

Palomas asadas y choclos tiernos era el almuerzo, más una buena dotación de agua de la acequia de Cochacar que pasaba muy cerca a la casa nos tenía la barriga llena y el corazón contento. Cuando cazábamos buena cantidad de palomas cada uno de ellos llevaba a la ciudad para comerlos junto a sus padres. Dentro de nuestras andanzas nos contábamos cuentos de almas y aparecidos así como aves malagueras como la “Paca Paca”. Una vez que el Chino, Elmer o Hermógenes se marchaban en las tardes de retorno a Marca y cuando me quedaba solo, venían mis temores.

En Cochacar, tenía gran temor cuando en la oscuridad de la noche escuchaba el canto de éstas aves pasadas las siete de la noche. En la cultura popular, a ésta ave de mal augurio se le asocia con lo maligno, su plumaje es gris obscuro, algunos ocre con incrustaciones de plumaje negro, sus ojos, enormes y fosforescentes, brillan en la sombra de la noche. Esta luz y sus gritos agoreros son las únicas señales que anuncian su vuelo silencioso, cuando subían volando de sur a norte por el río:

¡Paca! ¡Paca! ¡Paca! ¡Paca! ¡Paca!.........

¡Paca! ¡Paca! ¡Paca! ¡Paca! ¡Paca!.........

Ave carroñera que infundía mucho temor, solamente sale en las noches, decían que ésta ave era malagüera, pasaba volando muy cerca de la casa donde vivíamos, poniéndome los nervios a punto de estallar, pero me aguantaba el llanto, no quería que me escuchasen llorar los vecinos de las chacras contiguas y porque mi padre me había dicho que jamás se llora de miedo y porque los hombres nunca lloran; los minutos pasaban, cada minuto era una eternidad y mi padre no aparecía. Cercano a las ocho de la noche rompe el silencio de la noche y por fin escucho:

 Piiiiiiiiith....... Piiiiiiiiiith....... Piiiiiiiiiith.........

Era el silbido de mi padre que aparecía, lo reconocía inmediatamente el silbido casi a un kilómetro de distancia del valle de Cochacar, por Rosas pampa, el llanto se convirtió en alegría y el silbido cada vez más cerca se escuchaba en la oscuridad de la noche. Mi padre silbaba con el labio inferior de la boca haciendo una especie de chiflón, doblaba y jalaba fuerte el labio inferior y le salía un silbido chillón. Me alegraba porque ya era cuestión de minutos la llegada de mi papá y como dicen en Marca, mi padre llegaba medio “Shinca”-un poco picado- , me llevaba un par de caramelos, que al comerlos, no quería que se me acabe, sentía tanta satisfacción al consumir el caramelo, aparte era muy dulce, era las pocas veces que podía comer una golosina.

Fuente: “Historia de Ivo”, Autor: José Santos Gamarra Soto.

viernes, 26 de febrero de 2021

 

EL AÑÁS…

*****COSTUMBRES Y TRADICIONES DE MI TIERRA*****

Escribe: José Santos Gamarra Soto

¿Quién no ha olido la fragancia o el “perfume” del Añás? sea en el campo o en la ciudad, pestilente olor que invade nuestros pulmones y permanece en ellas por varios días, dando la sensación de su permanente presencia de éste animal rastrero, algunos lugareños lo asocian con los espíritus de algún poblador próximo a morir, creencias que en nuestra ciudad de Marca, provincia de Recuay, departamento de Ancash perduran y perviven a través del tiempo y continuarán con sus matices y cambios como alimento que nutre nuestra historia y nuestra cultura andina.

En sementeras bien cuidadas por sus dueños durante la noche existen animales que hacen daño los sembríos como el Añas llamado así al Zorrillo, un animal depredador de los maizales y pobre de aquel que tiene la mala suerte de toparse con el Añás en algún lugar, sea en las chacras o en la ciudad cuando te encuentras en la oscuridad de la noche el Añás en señal de defensa levanta la cola y las patas traseras para expulsar su odorífera orina después de producir un sonido estridente o chillido. Es costumbre en Marca poner “Añaco” como sobrenombre al poblador de baja estatura, astuto y un tanto malévolo.

El Añas puede apuntarle a la cara de su enemigo a una distancia de dos metros o más y se da tiempo para escapar, expulsa un olor fétido que te puede provocar una toxicosis por el “aerosol” del zorrillo que demora varios días en desaparecer, el olor es sumamente fuerte y supera ampliamente cualquier perfume que un ser humano pueda proveerse para asistir a una fiesta, los perfumes de Giorgio Armani o de Gianni Versage son simples alcoholes de bajo grado frente a la orina pestilente del Añás.

Existen otros animales como el Puma que se lleva a los Chanchos, el Zorro a las Ovejas, la Comadreja llamadas “Huehuash” a las gallinas, huevos, cuyes y demás animales domésticos; es decir, en el campo se tiene que lidiar con estos animales salvajes. El Añas o Zorrillo destroza el maizal y sólo come una parte del choclo, la parte más tierna. Arrasa con el maizal haciendo prácticamente una era, parece que lo hiciera a propósito, los tumba al suelo a la planta del maíz que con tanto esfuerzo siembran y cuidan los agricultores, por ello la frase del poblador:

-        Añas tzocklluta mikushka – El zorrillo se ha comido el choclo.

A la mañana siguiente, el agricultor se levanta muy temprano en el campo para continuar con la misma tarea del día anterior; y así, día tras día, semana tras semana, mes tras mes y año tras año. Un recuerdo que me viene a la memoria en las chacras de Cochacar, es el chacchado de coca que acostumbraba hacer mi padre antes de dormir en horas de la noche precisamente cuidando que este animal rastrero llamado Añas no haga daño a nuestro maizal, para ello poseía su Runcu -bolsa o talega con coca- y el Chacchapuru -poronguito con cal- y el cigarro nacional sin filtro. Cuando mi padre chacchaba la coca, me gustaba dormir olvidándome del añas, zorro, puma, comadreja o zorrillos, me acurrucaba aún más al lado de mi padre para tener un sueño placentero.

Fuente: “Historia de Ivo” Autor: José Santos Gamarra Soto

martes, 16 de febrero de 2021




LA CHOCKZA

++++COSTUMBRES Y TRADICIONES DE MI TIERRA++++

 

Escribe: José Santos Gamarra Soto

De silencioso y fantasmagórico vuelo en las noches y posarse en la cruz del techo de las casas y sus cantos lastimeros daba mucho temor a los pobladores; éste pajarraco conocido en el distrito de Marca como “La Chockza” de tamaño más pequeño que la lechuza común es muy temido por su siniestro canto, constituye una de las razones por las que esta ave nocturna ha sugerido muchos mitos y supersticiones como la pronta muerte del dueño de la casa donde se posa.

Las Chockzas son aves que no son fácilmente identificables, poseen dos grandes ojos situados en un rostro redondeado que parece casi humano. Esta es, sin duda, la razón de que la mente humana le haya concedido un papel tan importante y poderoso como la muerte; pues ¿quién no ha leído relatos acerca de lechuzas o búhos que se transformaban en hombres y tenían un poder sobrenatural?

En el cuarto libro del poeta romano Virgilio, “La Eneida”, el canto de un búho es fatal:

“Sobre su techo un búho solitario

Con su funesto canto se quejaba,

Y su largo quejido se rompía en el lloro”.

Y en el duodécimo menciona a la lechuza en el pasaje anterior al final de Eneas y Turno. En este momento Juturna oye que se presagia un lamento, el batir de las alas y desesperadamente pronuncia:

“Reconozco el batir de las alas,
sonido temeroso”.

Según el mismo autor, fue un búho encaramado en lo alto de una casa en Cártago, actual Túnez, quien predijo la deserción, desolación y muerte de Dido. Se dijo que también había predicho la muerte de César.

En Marca, cuando aún imberbe caminaba en noches oscuras por las calles en busca de amigos, al escuchar sus chillidos trasuntaba mucho miedo en las noches quietas y solitarias, ésta Chockza es considerado pájaro malagüero que anuncia la muerte de algún poblador con su canto:

¡¡Chooooooockkkk!!………¡¡chooooooockkkk!!..…….¡¡chooooooockkkk!!.……

Gritan estos animales en la oscuridad de la noche dando temor a los pobladores, anunciando la muerte del propietario de la casa o de sus familiares, en el folklore, leyendas y relatos históricos se le atribuyen características asociadas a la muerte y al desastre. Pero este animal es menos bullanguero que el Wecuchu y sus cantos se escuchaban no muy fuertes, este “anunciador” de muertes es más reservado, su grito es de menos alcance. Ave malagüera que tiende a posarse en el techo de la casa del enfermo, anunciando su muerte con sus graznidos, las casas que la Chockza se posaba era para anunciar la muerte del enfermo en casa, su característica principal es andar por lugares solitarios sólo en las noches.

En la leyenda del Pájaro malo, los habitantes de las charcas dicen que esta ave anuncia la muerte de cualquier individuo, cuando se le oía chillar significaba que alguien había de morir o enfermar, especialmente si lo hacía dos o tres veces sobre el techo de la casa. Tiene aspecto horrible y repugnante, rara vez sale a la población y vive en el campo escondido entre las hojas de los árboles más hermosos o en lugares desérticos, parajes inaccesibles y su canto es un largo gemido, parecido al que exhalan las plañideras mientras se consume el cadáver en la hoguera infernal.

Fuente: “Historia de Ivo”, Autor: José Santos Gamarra Soto.


domingo, 14 de febrero de 2021

 

EL AMOR EN TIEMPOS DE PANDEMIA

     (Feliz día de los Enamorados)

Escribe: José Santos Gamarra Soto

*********** Gabriel García Márquez nos encandiló con el trazo de una historia de amor en su novela “El Amor en tiempos del Cólera”, en el día de San Valentín les hago llegar-salvando las distancias por supuesto- esta historia adaptada a nuestra amada Marca en tiempos de Pandemia como la actual, ésta historia podría parecer un melodrama de dos adolescentes que al final toman rumbos distintos; les recomiendo leer hasta el final********                     

 

Hablar de la experiencia de nuestro primer amor es algo que mueve las entrañas mismas de nuestro ser y poder decirlo con franqueza es liberarse un poco de la vida tormentosa o desconsuelo que podrías tener a raíz de ella, dicen que el “Primer amor nunca se olvida”, no importa como haya sido esa experiencia, pero queda en nuestros recuerdos así pase el tiempo, porque nos deja una marca indeleble en el alma y el corazón. Sin duda la infancia y adolescencia son etapas muy bellas en la vida de un ser humano, más si es en nuestra querida tierra de Marca, porque quedan hermosos recuerdos que a medida que pasa el tiempo se hacen más imperecederos y de gran recordación.

                                                                                                                              

En mi niñez, mi vida lo compartía entre Marca y Cochacar donde era “Machicoc Wambra” en los maizales que mis padres sembraban bien sea en chacras propias o al partir como socio de algún vecino. Como hijo menor, tenía la responsabilidad del cuidado de los animales menores de mis padres como los chanchos, burros, yeguas, ovejas y cabras, también me encargaban el cuidado de los animales domésticos como las gallinas, patos, cuyes y otros animales menores tanto en Marca como en Cochacar dada la cercanía de éstos lugares.

 

Es por ello que cuando me encontraba en Marca a la edad de siete u ocho años pastaba mis chanchos por las inmediaciones de Pian, Chollku, Anrán, Kachtcaz y otros lugares cercanos, pertenecientes a la jurisdicción de Chaupismarca, en dicho barrio, mis padres construyeron una casa en la calle Amargura, inaugurándose el 08 de diciembre de 1960 con fiesta incluida, don Pedro Rodríguez Lázaro como guitarrista, quien era compadre de mis padres por haber bautizado a Cosme, actuando como padrinos de la casa don Aquilino Flores Silva y doña Marcelina Lázaro Fabián, con quienes también mis padres eran compadres por haber bautizado a la “Gringa” Hermenegilda, con la que hasta el día de hoy nos tratamos como hermanos.

 

Pastaba mis chanchos por los lugares indicados junto a algunos niños y niñas quienes pastaban sus puercos por encargo de sus padres. Había una niña que por razones obvias no mencionaré su nombre, con quien nos encontrábamos casi a diario por las inmediaciones de Anrán, jugábamos mucho a papá y mamá mientras nuestros chanchos hoceaban y pastaban en los abundantes pastizales que existían por esos parajes, ella, era una niña muy bonita de cabello castaño, un año mayor que yo, con quien me gustaba jugar a papá y mamá cosa que a ella no le desagradaba. Después de algunos años de nuestros juegos por dichos parajes nos separamos por cosas del destino, ella terminó la primaria y sus padres la enviaron a estudiar la secundaria a Lima.

 

Después de largos nueve años que habían transcurrido y estando en el año de 1968 nos encontramos en la fiesta patronal de Marca, yo había regresado a estudiar el tercero de secundaria a Marca luego de estudiar el primero en Huaraz y el segundo en Barranca ésta vez, me encontraba estudiando el tercer año de secundaria nada menos que el Colegio Nacional Mixto San Lorenzo de Marca. En ésta oportunidad contaba con dieciséis años de edad. Para la fiesta patronal, como todos los años, llegó mucha gente de la capital así como de provincias, la fiesta patronal de Marca es una de las mejores de la zona. Después de muchos años me encontré con esa niña con la que jugábamos pastando nuestros chanchos, era, casi diez años que no nos veíamos, estaba hecha una señorita, muy bonita.

Nos encontramos en la plaza de armas en la noche del nueve de agosto, víspera de la fiesta en honor al patrón San Lorenzo de Marca, ella, se había convertido en una señorita muy agraciada y de muy buenos modales, de sonrisa angelical y estudiaba en un colegio de la capital, había llegado a gozar de la fiesta patronal, conversamos mucho de nuestra niñez y de los lugares donde pastábamos nuestros puercos en las inmediaciones de Anrán, Pián, Chollku, Kachtcaz y alrededores, al día siguiente lo mismo, volvimos a encontrarnos y caminamos por toda la ciudad como dos buenos amigos, ya en la noche le propuse que sea mi enamorada, cosa que ella aceptó. Era mi primera enamorada oficial, mejor dicho mi primera enamorada formal, al día siguiente seguimos saliendo y gozando de la fiesta patronal. Al tercer día ella tuvo que partir a Lima, a seguir con sus estudios, yo quedaba en Marca, hasta diciembre nos citamos, hasta las vacaciones, ella terminaba la secundaria ese año en Lima. Regresaría a Marca después de la clausura y la finalización de sus estudios secundarios, con ese compromiso partió a Lima.

 

Por aquellos años en el mes de diciembre era costumbre el baile de las “Marchanas” y los “Negritos” en las fiestas navideñas a éstos últimos se les llama también como los “Caporales”. Era una fiesta obligada en el calendario marquino, fiesta costumbrista de mucho arraigo. Recuerdo cuatro año antes a aquella fecha, a mi regreso de Huaraz después de haber estudiado el primer año de secundaria en el mes de diciembre de 1964 mi hermano Ciro bailó como Negrito, a mucha insistencia de mi madre-eso me decía mi hermano en su carta enviada a Huaraz-dicho año bailó junto a Baciliano Cueva Quispe, Juan Cueva Soto y Mario Gamarra Cubillas.

 

El escenario ahora era cuatro años más tarde, es decir, diciembre del año de 1968, mi enamorada al finalizar el año regresó a Marca, como habíamos convenido en el mes de agosto, llegando a Marca el 24 de diciembre en horas de la tarde, sin embargo aquella tarde por cosas del destino, no pude saludarla. Al llegar a la casa de mi enamorada, la vi bailando con uno de los caporales, ese año sus padres organizaban dicha fiesta, ella bailaba con el colibrí en la mano al son de la orquesta vernacular, que era el marco musical de la estampa costumbrista. Al verla bailar con uno de los danzantes me quedé parado, sin acercarme a ella y ni siquiera saludarla, me retiré, no fui a saludarla sino hasta el día siguiente, quien había retornado desde Lima, por el pedido y acuerdo que tuvimos en el mes de agosto con motivo de la fiesta patronal, un comportamiento muy desafortunado, que lo lamentaría posteriormente.

Dos días después de culminada las fiestas navideñas, junto a mi padre partimos a Huaraz por mis vacaciones; me fui a Huaraz sin despedirme de ella, recuerdo, que caminaba por el centro de la calle principal de Marca, por Chopicalle con mi maletín al hombro, salía de la ciudad junto a mi padre rumbo a Huaraz, mientras ella se encontraba mirándome en la puerta de su casa en la misma calle, a tres cuadras de distancia, sin poder decirle nada, quería retroceder e ir a disculparme lo que estaba haciendo, por dejarla en la puerta de su casa, pero la fatalidad, el cruel designio de mi destino, me empujaba ciegamente hacia adelante y prosiga mi camino, algún genio maléfico entorpecía acaso, la dicha de éstos dos adolescentes que se querían, pero que el destino nos separaba, equivocadamente, pensaba que le estaba haciendo pagar la afrenta de haber bailado con el “negro” antes de encontrarse conmigo, y había bailado con el negro sin mi permiso, tal era el motivo de mi comportamiento.

 

Al llegar a Huaraz mi padre, me buscó un trabajo en la oficina del abogado Robles, éste abogado era el letrado defensor de mi padre en los juicios que tenía en Recuay, hice trabajos de amanuense en dicho estudio jurídico mis tres meses de vacaciones, desde enero hasta los primeros días del mes de abril. Durante mi permanencia en el estudio del abogado, llegué a redactar hasta tres cartas a mi enamorada para enviarlos a Marca dando las explicaciones de mi abrupta salida de Marca, ninguna de las cartas pude enviar, que dicho sea de paso por esos tiempos solo se podía enviar vía correos y telégrafos, no había otro medio de comunicación, eran cartas muy cariñosas, contándole las peripecias de mi viaje de Marca a Huaraz, le contaba las terribles nostalgias que pasaba en ese lugar, la pena y soledad así como el ardor creciente de mi amor hacia ella.

 

Algunos años después cuando le conté de tal hecho a uno de mis mejores amigos, éste, me dijo, que como la carta estaba escrito a máquina de escribir y no a puño y letra, nunca llegó a su destino, “Las cartas de amor se escriben a mano”-me decía mi amigo, dichas cartas los tenía en el cajón de mi escritorio, y cuando terminó mi pasantía en el mes de abril me los llevé conmigo, y lo tuve por varios años más, sin saber qué hacer con ellas. Por cosas del destino nunca los llevé a la oficina de correos y telégrafos, y no los envié a Marca, en esas cartas también le explicaba, que me había excedido en mi comportamiento, y estaba arrepentido de mis actos y que cuando regrese a Marca los primeros días del mes de abril, sabría explicarle mejor las cosas, pero nunca pude enviar las cartas redactadas, bien dice el dicho-lo que no está por suceder-así le pongas todo el empeño, no sucede.

 

Pasaron rápidamente los tres meses de vacaciones y el trabajo para mí, esos tres meses en Huaraz los pasé en casa de mi primo Félix Cueva Soto, quien era ebanista, hacía trabajos muy bonitos, Félix, era uno de mis mejores primos que recuerde, siempre atento y muy preocupado, era muy cariñoso con la familia, anteriormente, cuatro años antes, cuando murió mi madre me acompañó en mi regreso a Huaraz y justificó como apoderado mi inasistencia de cuatro semanas al colegio por duelo y pérdida de mi madre. Esta vez era al revés, las vaciones los hacía en Huaraz y los estudios en Marca, paradojas de la vida, me decía.

 

Llegado el mes de abril de ese año y en mi retorno a Marca desde Huaraz, me fui hasta Barranca a visitar a mi padre y mi hermano Ciro, ellos vivían en Barranca, en ese lugar compraría mis útiles escolares, era la primera semana de abril, al día siguiente partí a Marca desde Barranca para continuar con mis estudios que muy pronto se reiniciaría, como efectivamente lo hice, luego de comprar mis útiles escolares, esta vez entraba al cuarto de secundaria, año de 1969. Llegué a Marca el primer domingo del mes de abril, era semana santa, tarde del Domingo de Ramos, dejé en casa de mis padres el maletín que llevaba mis pertenencias y fui a buscar a mi enamorada, me encontraba un tanto asustado, angustiado diría, tenía algo de temor, de remordimiento, porque me había marchado a Huaraz sin decirle nada y ahora regresaba después de más de tres meses como si no hubiera pasado nada. Me di ánimo y fui en su busca, a su casa, ella me recibió muy amable, como si no hubiera pasado nada, yo me preguntaba ¿Qué estará pasando? ¿Acaso no me va a decir nada por mi ausencia de tres meses? ¿Se habrá olvidado que era su enamorado? ¿Acaso ya no le importo? Me hacía una serie de cuestionamientos, hablamos mucho, por cerca de dos horas, de música principalmente, por esos años las canciones de los Beatles eran lo último de la moda.

 

Un año antes, en el año de 1967, los Beatles habían creado su álbum “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band” lo que los rockeros lo llamaban comúnmente como “Sargento Pepers” o “sargento Pimienta” considerado por muchos como una obra maestra de la música. Ésta banda reconocida como la más exitosa que cambió acaso la sociedad mundial y aclamada en la historia de la música popular desde el año de 1960 junto a los Rollings Stones otra banda que apareció en el año 1962 con Mick Jagger como líder de la banda, eran las mejores bandas por aquellos tiempos. En la actualidad la música de los Beatles desde aquella época siguen siendo muy populares, seis décadas después, ganadora de muchos premios, en ésa época sus nuevas canciones eran motivo de apasionadas discusiones y conversaciones por los jóvenes como la que sosteníamos ese día con mi enamorada.

Hablamos de todo, menos de mi mal comportamiento, en esos tres meses ni un saludo, ni una carta, ella había regresado a Marca desde Lima a mi exigencia en el mes de agosto para su retorno en diciembre de ese año y yo me mandaría a mudar a Huaraz y regresaba orondo, como si no hubiera pasado nada, esta vez ella me tenía preparado una bonita sorpresa que jamás olvidaría. Nos encontrábamos conversando por varias horas en la puerta de su casa muy animadamente, entre risas, gastándonos algunas bromas, cuando vi acercarse a uno de mis amigos con el que jugaba fútbol en las tardes en la cancha que quedaba junto al colegio, iba de sur a norte por la vereda, por Chopicalle, mi enamorada vivía en el barrio de Pircaymarca, el amigo vestía uniforme de guardia civil, se iba acercando más y estando más cerca lo reconocí nítidamente, pensé que pasaría por allí, además estaba uniformado, y por lo tanto estaba trabajando, pensé.

Grande fue mi sorpresa cuando se paró a media cuadra donde nos encontrábamos conversando, era la esquina de don Silvinio Gamarra, la llamó a mi enamorada con una seña, ella me pidió permiso cortésmente, con la siguiente frase:

 

-        Disculpa que te deje parado, me está llamando mi enamorado – me dijo

-        ¿Qué? ¿Cómo? ¿Mi enamorado? – le pregunté angustiado.

-        Sí, mi enamorado, perdona que no te dé más explicaciones – me repitió y se alejó.

 

Se fue al encuentro con el enamorado, con quien se saludaron muy efusivamente, se tomaron de la mano y se fueron caminando por la calle Leoncio Prado rumbo al barrio San Cristóbal, era el primer revés que sufría,-¿tamaña cosa me puede suceder a mí? – me preguntaba una y otra vez, pero ya era tarde. La vida me pasaba la factura a mi comportamiento no adecuado después del retorno de Lima de mi enamorada por el acuerdo que teníamos; mi proceder no fue lo más apropiado y me fui a Huaraz sin decirle nada, sin despedirme, sin darle explicaciones y regresaba después de más de tres meses de ausencia, entonces el resultado de ese mal comportamiento me demostraba la cruda realidad de los hechos, es para no creerlo, me repetía.

 

Los siguientes días los veía por algunos lugares, la felicidad de la pareja se expresaba en sus actos, se paseaban por las calles de Marca incluido los caminos y carreteras, por las chacras, agarrados de la mano, enamorados, nunca más sabría nada de ella, solamente algunas noticias en años posteriores de mis familiares más cercanos quienes me decían que era muy feliz con su esposo, llegando a procrear varios hijos. En algún momento alcancé a decir “Bien por ella” ante algún familiar o amigo. Así terminaba la historia de mi primer amor, que años más tarde recordaría con algún remordimiento y culpabilidad, pero al mismo tiempo de felicidad y satisfacción, porque ella era feliz con su familia.

¡¡ Feliz día del Amor !!

 

 

 

sábado, 13 de febrero de 2021

   

EL WECUCHU

*****COSTUMBRES Y TRADICIONES DE MI TIERRA*****

Escribe: José Santos Gamarra Soto

En la memoria social, la oralidad popular ocupa un lugar preferente, los cuentos de almas aparecidas y los relatos de fantasmas que se trasmiten de generación en generación que enriquecen la cultura folklórica se mantienen a través del tiempo. Los pobladores mantienen vivo esas costumbres y tradiciones de variadas formas, como ponerle apodos a los amigos de su generación, esos apodos eran muy especiales en tiempos pasados, como por ejemplo “Cahitarro”  Surelio Quispe Cubillas, “Utzu mati” a Ciro Gamarra Soto, “Wecuchu” a Pedro Espinoza Soto, éste último, pájaro anunciador de muertes, que en esta oportunidad nos referiremos como parte de nuestra cultura andina tratando de mantener nuestros usos, costumbres y tradiciones.

El Wecuchu, constituye uno de los motivos para la creación de cuentos, leyendas, mitos y canciones en los pueblos andinos. En la ciudad de Marca, los relatos sobre el Wecuchu son frecuentes especialmente en los velorios, hay personas que tienen un gusto especial en contar y contribuyen que el velorio no sea tan triste para los familiares del difunto. Muchos años atrás contaban:

- Pobre Hilario…estaba apurado, el Wecuchu anunciaba que pronto moriría – decía el que había escuchado.

- Lo he reconocido porque el Wecuchu anunciaba el número de silbidos que daba, por cada uno de los hijos que tenía el finado - continuaba diciendo.

- Además el canto del Wecuchu y su silbido era de hombre, ya se sabía de su muerte – terminaba diciendo.

En todo velorio anuncian la muerte de uno próximo, sea de varón o de mujer, y al contar tal afirmación decían que el alma es de niño o niña, joven o persona mayor.

Cierta vez, estando niños nos aventuramos con mis primos “Chino” Máximo Sayán y “Emo” Hermógenes Gamarra Cubillas desde Cochacar río abajo en busca de pejerreyes, habíamos caminado por el río hacia el sur hasta el fundo de Colca; al llegar a este lugar de alfalfares y trigales y un poco más al sur, por donde baja el río de Churap llegamos a un lugar denominado Pacachapi donde existía un estanque grande de agua de propiedad de don Arnulfo Padilla, a los extremos de aquel estanque existía un inmenso humedal, terreno que no se podía sembrar porque las totoras y arbustos silvestres como las gramíneas habían ganado al agricultor, el oconal, con muchas filtraciones ocupaba gran parte de las chacras.

En éste lugar del estanque y en esa oportunidad, aprecié el vuelo de un pájaro de aspecto raro, nunca antes había visto a este animal, con características de un cuervo, de color plomizo tirando para negro, ojos muy negros y brillosos, que a simple vista daba temor, el pico largo, como la del cuervo, éste pajarraco, era el Wecuchu, al ver a este animal se nos paralizó el cuerpo, atónito, y trémulo con una sensación de nada en todo nuestro ser.

En otra oportunidad a mi hermano Ciro le escuché referir sobre el Wecuchu, decía que raras veces se le ve en las tardes, pero generalmente sale en las noches, después de dormir en el día y anuncia la muerte de algún poblador o pobladora. Esta ave era casi del mismo tamaño que el Chivillo pero un poco más corpulento y pesado, el color del plumaje era gris oscuro, aprovechando la oscuridad en las noches vuela y silba:

¡¡Wecuchu!!…..¡¡Wecuchu!!……¡¡Wecuchu!!……

Churrrrrr…….Churrrrrr…….churrrrrrrr

Si el silbido del pajarraco es grueso, el que muere será varón, si el sonido del silbido es más agudo o delgado la que fallece será mujer, y por la cantidad del churriado, se sabía por los hijos que tenía el sentenciado a muerte.

- Wecuchu churrian she…pirac wanonka? - El Wecuchu está anunciando la muerte de alguien, ¿Quién será? -comentaban.

Los pobladores mayores en edad siempre comentaban acerca de éstos hechos, cuando el Wecuchu en las noches vuela cruzando el campo o la ciudad de sur a norte silbando, es anuncio de muerte de algún familiar enfermo en casa. Cuando el Wecuchu pasaba repetidamente todas las noches y su silbido es más frecuente, entonces los pobladores interpretaban que el difunto estaba apurado. Si el pájaro malagüero churreaba mucho más seguido, afirmaban que al enfermo le quedaba dos o tres días de vida.

Al escuchar a estos pájaros en Cochacar cuando me encontraba solo, el pelo se me ponía de punta y sabía que era anuncio de muerte. Una noche de luna llena en Cochacar, posiblemente era las siete y media, me encontraba solo en la chacra, mi padre aún no llegaba de la ciudad, cuando el Wecuchu aparece por Antapi churriando, sube volando por Jacahuás y Galloqaqa, el pájaro me acecha y de miedo no podía hablar, mi cuerpo entró en calor y los pelos se me pusieron de punta, pero felizmente se dirigió volando hacia el norte. Cuando le conté a mi padre, me contestó que alguien moriría muy pronto porque el silbido era muy repetitivo.

- El que va a morir está muy apurado – me dijo.

Cierto, semanas después murió el ex Alcalde de Marca, don Sisinio Soto Nava, mi tío. Don Sisinio murió un tiempo después de ser arrastrado por su mulo cuando una de sus piernas se enredó en la rienda y el animal entró en pánico, corrió despavorido, arrastrándolo por todo el camino lleno de piedras, era a la altura de Sharacmachè, camino a Ichoca, fue una de las muertes más sentidas en la ciudad de Marca. Don Sisinio Soto Nava era primo de mi madre y años antes por el año de 1940 junto a don Gamaniel Silva Gamarra estudiaron la secundaria en Lima, y cuando regresaron a Marca se convirtieron en personajes importantes para la sociedad marquina, llegando a ser ambos, alcalde de Marca, Sisinio además era violinista, guitarrista y compositor, una de sus canciones muy recordadas es “Terruca Querida”.

Luego de esta desgracia para el pueblo y familiares del ex Alcalde, yo, tenía mucho temor escuchar el silbido del Wecuchu. Cuando en la quietud de la noche comenzaba a churriar, anunciando quizás una nueva muerte, cubría a todo mi cuerpo con mi poncho para no escuchar al siniestro pájaro de fantasmagórico vuelo.

Fuente: “Historia de Ivo” de José Santos Gamarra Soto