martes, 21 de julio de 2015


PRIMERA PROMOCION DEL COLEGIO NACIONAL        
            MIXTO SAN LORENZO DE MARCA

“VANGUARDIA SANLORENCINA – DANIEL A. CARRION”
                                       AÑO  :   1,970

                  Por :  José Santos Gamarra Soto (Dolton)


   VANGUARDIA SANLORENCINA, de Izquierda a Derecha,Arriba: Juan Quispe, Job Ferrer, Jaime Soto, Orlando Lázaro, Alejandro Lino. Medio: Augusto Padilla, Cosme Rodriguez, Orlando Falero, Luis Padilla y José Gamarra. Abajo: José León, Esperanza Soto, Edgard Gómez y Hermelinda Lino, Faltan en la Fotografía: Aureliano Carrión y Cirilo Ferrer.

Hace cuarenticuatro años emergió del Colegio Nacional Mixto San Lorenzo de Marca que en el año 2016 estará cumpliendo las “BODAS DE ORO” de su fundación, la primera promoción denominada “VANGUARDIA SANLORENCIA – DANIEL ALCIDES CARRION”, nombre que se puso a requerimiento del Ministerio de Educación de ese entonces que por Resolución Ministerial exigía que los nombres de promoción en todos los colegios de la República tendrían que llevar nombre de algún prócer, mártir o héroe nacional, lo que motivó la adición el nombre del médico Daniel Alcides Carrión a nuestro primigenio nombre “VANGUARDIA SANLORENCINA”, que habíamos escogido un año antes, en el año de 1,969 junto a nuestro Tutor, Prof. Cliford A. Bautista Gago.

Esta promoción de muy grata recordación hasta la actualidad por la población marquina, luego de la hecatombe jamás sufrida por el pueblo peruano con aquel fatídico terremoto del 31 de mayo de 1,970, supo levantarse como el ave fénix desde sus escombros. Personal docente y alumnado supimos levantarnos del desastre sufrido construyendo para ello nuestros salones primero en ramadas luego en salones de madera y triplay donados por la Junta Nacional de Emergencia Nacional, que donó salones prefabricados, a los que no nos acostumbramos, lo que motivó que los padres de familia y alumnos procediéramos a levantar nuestros salones a base de adobes y techar con calaminas.

En contraparte de aquella desgracia, los alumnos que culminábamos ese año, poniendo en práctica nuestro amor por nuestra tierra que nos viera nacer, culminamos heroicamente con la satisfacción del deber cumplido. Antes de la finalización del año lectivo escolar, el 07 de Diciembre de 1,970 iniciamos una excursión que nos llenó de orgullo y satisfacción al visitar los hermanos pueblos de Huayllapampa, Tapacocha y Cotaparaco. La visita a éstos pueblos lo hacíamos con el objetivo y propósito de seguir incentivando que los padres de familia sigan enviando a sus hijos a estudiar al colegio San Lorenzo de Marca, presentando para ello lo mejor de nuestro repertorio en las actuaciones y veladas literario-musicales, con lo mejor de nuestro conocimiento supimos ganar la admiración y satisfacción de cada uno de los pueblos visitados y confraternizar en electrizantes encuentros de fútbol, consiguiendo relevantes triunfos de 2 a 1 en Huayllapampa y 5 a 1 en Tapacocha, y un valioso empate a  cero goles en Cotaparaco.

La relación completa de los alumnos de aquella promoción VANGUARDIA SANLORENCINA, conseguido gracias a la gentileza del actual Director del Colegio Prof. Elmer Rodríguez Falero, es como sigue:
                             1.- Carrión Silva, Aureliano Marino
                             2.-  Falero Ferrer, Florencio Orlando
                             3.-  Ferrer Capcha, Cirilo Metodio
                             4.-  Ferrer Cubillas, Job Arsenio
                             5.-  Gamarra Soto, José Santos
                             6.-  Gómez Quispe, Edgard Demetrio
                             7.-  Lázaro Luis, Orlando Pausides
                             8.-  León Cubillas, José Liberato
                             9.-  Lino Gamarra, Alejandro Vidal
                           10.-  Lino Gamarra, Hermelinda Teodomira (+)
                           11.-  Padilla Flores, Luis Alberto
                           12.-  Padilla Gamarra, Augusto Natividad  (+)
                           13.-  Quispe Silva, Juan Melgarejo
                           14.-  Rodríguez Falero, Cosme Avelino
                           15.-  Rodríguez Soto, Alejandrina Esperanza
                           16.-  Soto Zarzosa, Manuel Jaime.

jueves, 16 de julio de 2015

      
    SUEÑO QUE SE VA HACIENDO REALIDAD…

                                                                  PARTE  II


                              Por: José Santos Gamarra Soto (Dolton)


    De izquierda a derecha: Fidel Soto, Carol Sarria, Robert Ccamsaya, Elva Espinoza, Arcangelina Aquino, Alcalde de Recuay Milton León Vergara, José Gamarra, Alejandro Padilla, Luis Aguilar, Keeler Cubillas, Francesca Gamarra, Cirilo Espinoza, Susana de Espinoza, Fidel Espinoza y Ana María Aquino, fotografía histórica en la Plaza de Armas de Recuay antes de la inspeccion de la Antigua Carretera Simón Bolivar en su próxima construcción que unirá Pativilca-Marca-Huaraz.

Hace cien años, nuestros abuelos trabajaron a lampa y barreta la construcción de la carretera Simón Bolívar que une Pativilca-Marca-Huaraz interrumpida en el año de 1926, ellos, jamás pensaron que recién en el año 2015 se retomaría dicha obra, que hoy, va convirtiéndose en realidad a iniciativa del Alcalde Provincial Milton León Vergara para reconstruir y culminar con lo faltante de dicha carretera, Marca, se ha puesto de pie para ésta importante obra, ahora con la participación decidida de la Comunidad Campesina San Lorenzo de Marca con su presidente Keeler Cubillas Garro que junto a su junta directiva, comuneros y la población en conjunto están decididos a realizar el esfuerzo final y culminar con dicha carretera que era el anhelo de nuestros abuelos, el cual creemos que con la participación decidida de todas nuestras autoridades y el Alcalde Gustavo Carrasco Ferrer se hará realidad dicho sueño.

Importante labor cumplen personajes anónimos en ésta gran cruzada, desde el más humilde de los pobladores hasta los más conspicuos y encumbrados de nuestra élite marquina, que en ésta oportunidad se han unido por un objetivo común: La Antigua Carretera Simón Bolívar. Tirios y troyanos comulgan la misma idea y el objetivo común es ya comenzar con los trabajos; sin embargo con un poco de paciencia se comenzará dichos trabajos en la segunda quincena de setiembre como ha ofrecido el Alcalde de Recuay, fecha que estará a disposición de la carretera Simón Bolívar  la maquinaria a utilizar en los trabajos.
Uno de los corrales de ganado vacuno en Uchpacancha, a 4,300 nsnm. aprox.

Es preciso aclarar que la antigua carretera Simón Bolívar une Pativilca-Marca-Huaraz pasando por Cátac, Ticapampa y Recuay, siendo el paso obligado para la interconexión con los pueblos del callejón de Huaylas y el callejón de los Conchucos. Aquella madrugada del Domingo 05 de Julio, siendo las 3 a.m., los celulares retumbaban en casa de cada marquino invitando a dejar los brazos de morfeo y salir en la camioneta Hi Ace del regidor Luis Aguilar Ferrer que con el motor encendido esperaba a sus pasajeros delante de la comisaria de Marca; fuimos llegando uno a uno para salir exactamente a las 3.20 a.m., rumbo a las alturas de Mantzarán por la actual pista que une Pativilca-Huaraz. Al hacer el recuento de los viajeros constatamos a Keeler Cubillas Garro, Carlos Garro Cueva, Fidel Espinoza Padilla, Elva Espinoza Padilla, Susana de Espinoza,  Fidel Soto Cubillas, Arcangelina Aquino Gamarra, Alejandro Padilla Gamarra, Cirilo Espinoza Padilla, Robert Espinoza, Francesca Gamarra Aquino, Ana Maria Aquino Gamarra y José Santos Gamarra Soto, en Ticapampa se uniría Carol Sarria Gamarra y Robert Ccamsaya Cubillas.
Esperando al Alcalde de Recuay en la Paza de Armas a las 7 a.m. del Domingo 05 de Julio 2015.

La delegación de marquinos era numerosa, llegamos a Chucchu y enrumbamos hacia Huaraz, llegando a conococha a las 5 a.m. donde la Sra. Matilde nos esperaba en el restaurant “El Gallito” con un rico caldo de cabeza, lo que se había coordinado un día antes con el primo Javier Cueva Soto, profesor en el colegio de conococha. Después de tomar el caldo emprendimos hacia Recuay, llegando a las seis y treinta de la mañana, instalándonos en la Plaza de Recuay, mientras una comisión se dirigía al hogar del burgomaestre recuaino, quien manifestó estar con nosotros en 10 minutos; el alcalde de Recuay emocionado al ver la  cantidad de personas que habíamos llegado, invitó a otro desayuno en Cátac, lugar donde nos dirigimos  ya cuando el reloj marcaba las 8 a.m.
      Padre e hija, algún día nuestros hijos dirán por esos caminos, o por aquella cumbre caminé con mi papá, es una doble experiencia y alegría así como muy gratificante la compañia de nuestros hijos, aqui estamos en Cátac, rumbo a Mantzarán.

En Cátac, tomamos el segundo desayuno de la mañana, nos felicitamos que haya sido así, porque recién a las 7 p.m., de ese día almorzamos en Marca, nada menos que una rica pachamanca preparado por las damas de la comunidad Campesina San Lorenzo de Marca. Pasando Pachacoto y el Peaje de Lampas Pampa llegamos al lugar de ingreso a la jurisdicción de Marca, al puente de Atogpa Saltanán, lugar que cruzamos a las 9 a.m., para subir hasta la cumbre de Mantzarán a 4,500 msnm aproximadamente, a la cumbre llegamos a las 12 del día; la subida fue de mucha exigencia para nosotros, la altura, la trocha carrozable, la falta de vehículo apropiado, el calor reinante y el camino sinuoso resultaron muy exigente para los caminantes, solo se contaba con la camioneta del Alcalde León Vergara, lo cual hizo que nuestra subida sea más exigente.
El territorio de Marca es muy rico en lugares turísticos para visitar, posee varios ríos, varias lagunas, cordillera negra y cordillera blanca como el de la vista, aquí estamos en la cumbre un poco más abajo de Mantzarán, casi a misma la altura de la cordillea blanca.

Volteamos la cumbre y bajamos casi un kilómetro donde termina la trocha carrozable a la altura de Uchpacancha. Desde ese lugar todo era bajada, luego de organizarnos en dicho lugar, comenzamos con la caminata, el frío reinante nos recordaba que estábamos a más de cuatro mil metros, la respiración se nos hacía muy dificultoso y llegamos a Huirucancha, donde se ve el nacimiento del afluente del rio de Marca, más abajo se encuentra Torrecancha el cual pasamos sin mayor dificultad para llegar a Ruricancha por aquellos lugares solo existen ganado vacuno y lanar en buena cantidad de propiedad de terceros, nos dijeron que eran de personas ajenas a Marca donde pastorean el territorio de la comunidad campesina San Lorenzo de Marca, el camino se hacía muy sinuoso y llegamos a Kiruncancha, bajamos con mayor decisión para finalmente llegar a Putaca.
Uchpacancha, al costado de las rocas quedaba la casa de la familia Vargas-eso se nos dijo-quienes vivieron por muchos años en ese lugar.

En Putaca tuvimos un descanso moderado, haciendo el pago a la tierra, algunos caminantes habían llevado cancha, coca, algunas botellas de agua la que procedimos a tomar durante nuestro descanso. Desde este lugar se observa el lugar denominado Púlpito y Qaqacancha, hacia el frente está Galloqaqa, hacia la derecha el inmenso cerro que llega hasta Meseta;  hacia el sur se observa chichispuquio, atogtanan, Upa y Jamashqa hacia el lado derecho, mientras que hacia el lado izquierdo se observa los lugres de Ricachacuna, Paltaqaqa y Cashajato. De Putaca partimos a las 3 p.m. a la altura de Paltaqaqa la mayoría subió a la antigua carretera Simón Bolívar é ir hacia Muñapampa. Alicho y yo bajamos a caballo directamente hacia Marca y preparar la llegada de la comitiva, llegando a las 4.30 p.m., mientras que el grueso de los caminantes llegaba a las 5 p.m. a la altura de la Capilla de la Virgen de Lourdes en el barrio de San Cristóbal, donde nos esperaba toda la población marquina ansiosa por saber los acontecimientos más importantes de esta caminata que llenó de entusiasmo a toda la población por lo histórico del acontecimiento.
Wirucancha, nótese el techo de la casa llenas de Ichu, a más de 4,000 msnm. Territorio marquino señores, seguro que muchos desconocen, pero son nuestras tierras, hay el compromiso de nuestra Comunidad Campesina San Lorenzo de Marca, poblar apenas llegue la carretera por esos lugares.

Luego del recibimiento protocolar en dicho lugar, con champagne incluido, toda la población marchó al local comunal para servirse en primer lugar el almuerzo que las comuneras se habían esmerado en preparar una rica pachamanca, el cual comimos con gran agrado, para luego instalar la primera mesa de trabajo interviniendo toda la población hasta altas horas de la noche, donde el Alcalde de Recuay expuso que la maquinaria en éstos momentos se encontraba trabajando la carretera de Cotaparaco-Tapacocha culminando dicha obra en la primera quincena de del mes de setiembre. En dicha fecha estará pasando a la ciudad de Marca para los trabajos de la Antigua Carretera Simón Bolívar, que ha no dudar sentará un hito en la historia de Marca, Departamento de Ancash y el Perú por ser una vía que unirá la Costa con el Callejón de Huaylas y el Callejón de los Conchucos.
Grupo de marquinas esperando en el Boulevard de San Cristóbal la llegada de los caminantes que en esos momentos bajaban por Auquishpampa.

Precisamos que el Concejo Provincial de Recuay de acuerdo a lo manifestado por el Alcalde Provincial provee las maquinarias para el trabajo de la carretera, cuyo combustible y alimentación del maquinista debe ser proporcionado por la población marquina. Actualmente bajo la misma modalidad se están realizando los trabajos en distintos distritos  y anexos de la Provincia.


miércoles, 8 de julio de 2015


                 BRINDIS  B.  GAMARRA  CUBILLAS


                             Por: José Santos Gamarra Soto (Dolton)


                             Plaza de Armas de Barranca año 1,969, Dn. Brindis Gamarra
                      Cubillas junto a sus hijos Marcelo Ciro y José Santos.
S

in duda, nuestros padres son las personas que más amamos en la vida, no solo porque nos dieron la vida, sino por sus consejos y enseñanzas, de ellos se recibe el cariño y todo los actos que llenos de ternura y bondad labran el presente y futuro de sus hijos. Hoy 07 de Julio cumpliría 95 años el nacimiento mi padre, don Brindis Benedicto Gamarra Cubillas, quien era hombre de estatura no muy alta, trabajador empedernido en las tareas de la chacra. Me había contado en más de una oportunidad, como fue formando su recia personalidad desde muy pequeño, porque a los quince o dieciséis años se había iniciado arreando ganado vacuno a la costa, que los compradores llamados “ganaderos” contrataban a los jóvenes para arrear las reses que compraban a los marquinos. Había uno en particular llamado Manuel, yerno marquino, su esposa se llamaba Elvira Portella, quien compraba las reses para que los  jóvenes  lleven arreando veinte o treinta reses durante tres o cuatro días de caminata hacia la costa, por los años de 1930 a 1940, cuando aún no llegaban los camiones a Marca para trasladar a los vacunos hasta los camales de Paramonga ó Huacho.

Mi padre, me contaba con elevado entusiasmo y orgullo las hazañas de juventud que había logrado con sus amigos en su aventura por la costa, a los que yo escuchaba muy atento el relato de mi padre. Era un hombre tenaz en el trabajo pero tierno y bonachón con sus hijos, que se había formado con mucho esfuerzo y  sacrificio para después  formar su hogar con su Ellpicha, mi madre, llamada Fidencia Elpidia Soto Padilla, siete años menor que mi padre.

Recuerdo que mi madre era la más severa con sus hijos en casa, pero llena de ternura, castigaba los malos actos y premiaba los buenos. Se daba tiempo para todas sus responsabilidades, derramando entusiasmo y felicidad mamá Ellpicha me contó que los pobladores de Marca comentaban, que entre los buenos cargadores por aquellos tiempos del Cúmuchi en Semana Santa había sido mi padre, uno de los que mejor han llevado a Cristo crucificado, durante la procesión del Jueves Santo, y haciendo un recuento de cargadores en todas las celebraciones de  Semana Santa y la historia de Marca también registra a Policarpo Enríquez, Erasmo Aquino, Benicio Ramírez, Desiderio Espinoza, Leonardo Enriquez y Peñafort Díaz entre otros por esos años,  los más famosos.  Don Brindis había tenido tal honor de cargar el Cúmuchi en los años de 1952 y 1953, conjuntamente con Abraham Fabián natural de Chaucayàn, éste murió años más tarde, ahogado en un trágico accidente, en el río fortaleza, a la altura del puente de  Chaucayán.

Mi padre cargó el kumuchi por dos años consecutivos. El primer año, sacó de la Iglesia Matriz a Cristo crucificado hasta chopicalle en el barrio de Pircaymarca, solo, sin  ayuda de nadie, ese era el verdadero Santo Varón que lleva descalzo, por las calles de Marca en lluvia, llenos de barro y pedregosas durante toda la noche, desde la Iglesia Matriz hasta el lugar denominado chopicalle; y el otro, Abraham, tomó la posta desde chopicalle hasta la Iglesia.  Al año siguiente, Brindis cargó  desde Chopicalle hasta la Iglesia, respetando la costumbre y tradición del pueblo. Los años que cargó el kumuchi mi padre contaba con 32 y 33 años de edad respectivamente, para esta tradición católica, había vendido un toro para pagar la pujanza, trabajó como nunca todo el año, porque era un anhelo muy acariciado, cargar el kumuchi de Jueves Santo. Tenía dinero y coraje, oportunidad que no lo desaprovechó. 

Yo contaba con uno y dos años año de edad respectivamente por aquellos años, era un niño de leche, mis primas Efrosina y Ana se encargarían de llevarme cargado en la espalda con su “jacu” y con el “wachtku” turnándose durante la procesión. Mis  primas estaban  muy nerviosas al ver que mi padre cargaría el kumuchi, lloraban de  emoción al mismo tiempo de miedo. Mi padre no era tan alto y corpulento para cargar solo toda la noche a Cristo crucificado que sobrepasaba los cien kilos, ese era el temor que tenían las sobrinas; pero como todo agricultor dedicado a las faenas del rudo trabajo en el campo tenía la musculatura adecuada para ganar la pujanza y llevar a Cristo crucificado al compás del bombo de la banda de músicos.

Mientras el cantor religioso Leonor Gamarra cantaba los últimos salmos antes de la salida de Cristo crucificado; don Brindis, después de ganar la pujanza, que dicho sea de paso estuvo muy reñida como todos los años, comenzó acomodarse las fajas que le cruzaban el pecho, estaba ataviado con una túnica blanca, los dos Santos Varones ya  habían tomado su caldo de toropachaquin –caldo de pata de toro- y minutos antes se sirvieron su washcu  para calentar el cuerpo decían, unos; y otros, comentaban para perder el miedo.

Le amarraron la cabeza con una tela blanca y gruesa alrededor de la frente, para amortiguar el dolor que podría ocasionar la cruz de madera y los clavos en la frente, llevaba un cordón blanco a la altura de la cintura amarrado alrededor del mismo, como  los sacerdotes, la túnica blanca le daba solemnidad, era efectivamente el Santo Varón, solo se les veía las manos libres, se le notaba  los callos y las cicatrices que tenía en la mano,  por el uso de la lampa y barreta en la tareas rutinarias de las chacras que cultivaba.

Templó las bandas o fajas que le colgaban de los hombros en forma cruzada, se inclinó un poco como para templar las fajas, en cuclillas, esperó que le pongan la faja por debajo de la enorme cruz, cuando estuvo seguro que todo  estaba en su sitio,  levantó el kumuchi, se paró  al centro  de la Iglesia, solo y corajudo: 

“¡Ay Dios mío!, lo va aplastar a mi tío" - repetían una y otra vez mis primas,  el nerviosismo en la familia era natural.

La banda de músicos comenzó a tocar la marcha fúnebre Candamo, mi padre comenzó a dar los primeros pasos  seguros y firmes, pasos lentos, inclinando el peso en uno y otro pie, le otorgó balanceo, temporalidad y ritmo, los aplausos no se dejaron esperar, la emoción cundió y las personas mayores decían “alli cholo she”. Entonces mi madre doña  Ellpicha, mis primas y toda la familia respiraron aliviados; y ella, secó de orgullo sus lágrimas emocionadas, viendo que su esposo caminaba con la naturalidad de un buen cargador de kumuchi,  los comentarios de buen cargador, duró por muchos años.

             Brindis, era un hombre de recia personalidad y trabajo duro, no dudaba en realizar cualquier trabajo, pero al principio no era el yerno preferido de mi abuela Tomasa Padilla Ferrer, quien no estaba dispuesta aceptar el anuncio de compromiso de su hija menor Elpidia, le recriminaba a su hija por su elección, cómo había podido fijarse en un hombre sin dotes, de estatura baja, de poca educación, no pertenecía a la clase más acomodada de Marca.

            Fueron pasando los años y don Brindis con su trabajo y don de gente,  se ganó el cariño  y respeto de doña Tomasa, a tal punto de convertirse en el yerno preferido,  de los tres yernos que tenía, precisamente por los trabajos que realizaba. Doña Tomasa, mi abuela, encargaba especialmente a mi padre para que realice trabajos de sembrío y cosechas en sus chacras que poseía tanto en Marca como en Churap, porque su difunto esposo don Carlos Borromeo Soto Tolentino, mi abuelo, le había dejado en herencia extensas tierras, así como también haber adquirido como herencia de su padre Don Félix Padilla gran parte del anexo de Churap, principalmente de Chinchipampa, llegando sus dominios hasta Pampán.

            Pasaron los años, era el mes de febrero del año de 1959 estando mi madre en Cochacar, yo contaba con ocho años de edad, mi madre me envió con la “merienda”, llamaban así el almuerzo que tenían que servirse los trabajadores, ésta merienda era para mi padre, quien se encontraba junto a otros agricultores en la “Limpia de acequia” de Cochacar. Era costumbre que todos los años los agricultores limpien la acequia que les sirva de canal de regadío a sus sementeras, para ello se hacía faenas de Minka entre todos los agricultores favorecidos. Esa tarde de febrero, tarde lluviosa, llevé el almuerzo para mi padre hasta la zanja de Pati, donde los trabajadores hacían su descanso obligado de la faena al medio día, debajo de un frondoso árbol de aliso.

            Después del almuerzo, y durante la "malluada" ó chacchado de coca, a mi padre lo eligieron “Juez de Aguas” de la acequia de Cochacar, a propuesta de don Juan Espinoza Somoza, a quien llamaban “Chucki Chokan”, sobrenombre que le habían puesto los comuneros, una noche que dormían en las alturas de Paroncayàn durante la toma de tierras para la comunidad Campesina San Lorenzo de Marca, había un comunero que tosía en la quietud de la noche, cuando otro comunero preguntó:
                 ¿Pitac sellama chockan? ¿Quien tose tanto? -Dijo el comunero.
                  ¡Chuki Chokan she!........¡Esta tosiendo Chuki!

                  Era don Juan Espinoza Somoza, natural de
                  Rapayán, Huari, casado con una dama marquina, quien
                  Era muy vozarrón, hablaba muy fuerte, pero
                  Con sus amigos agricultores era muy bonachón.

          Al buen Juan Espinoza Somoza, que era padre de mis amigos Teodoro y Reynaldo Espinoza Gómez, con quienes yo estudiaba en la Escuela Primaria de Varones N° 1339, ya se le conocía como “Chuki” porque era natural del callejón de Conchucos, en Marca, a todos los conchucanos se les conocía como chukis, pero como tosía mucho le pusieron “Chuky Chokan”. Juan Espinoza le tenía mucha simpatía a mi padre, a raíz de su nombramiento de Juez de Aguas de la acequia de Cochacar que llegaba hasta sus dominios en wakraqaqa.

            Aquel mismo año en la ciudad a mi padre, lo nombraron “Alcalde Pedàneo”, ejerciendo dicha autoridad por el tiempo de cuatro años en cuantos eventos existía en el pueblo, durante el mandato de mi padre, recuerdo haber visto dirigiendo y dando órdenes a la feligresía durante la procesión de Semana Santa con su garrote de mucti, separando a las damas y varones y hagan una fila por cada género y acompañar a la procesión, con mucha fe y devoción, ¡Feliz cumpleaños Papá!, estés donde estés siempre te recuerdo con mucho cariño.

             Mi madre doña Ellpicha tuvo cuatro hijos varones, Marcelo Ciro, José Santos, Félix Teodosio y Brindis Constantino, los dos últimos fallecidos a temprana edad, mi madre falleció al dar a Luz al último de mis hermanos el nueve de octubre del año de mil novecientos sesenta y cinco. Ellpicha, compañera inseparable de don Brindis, trabajadora y madre ejemplar de sus hijos, vivió sólo treinta y siete años.