sábado, 13 de febrero de 2016

En el día de los Enamorados...
                 MI   PRIMER  AMOR
             Historia de Amor en el día de San Valentín               
                                  Por: José Santos Gamarra Soto


                       El Amor, dulce palabra de sentimientos infinitos, si es desde niños, mejor

                   Hablar del Primer Amor, es algo que nos mueve las entrañas mismas de nuestro ser y poder decirlo con franqueza es liberarse un poco de la vida tormentosa que podrías llevar a raíz de ella, dicen que “El primer amor nunca se olvida”, no importa como haya sido esa experiencia, pero queda en nuestros recuerdos, así pase el tiempo, porque nos deja una marca indeleble en el alma y el corazón. Sin duda la infancia y adolescencia son etapas muy bellas en la vida de un ser humano, más si es en nuestra querida tierra de Marca, porque quedan hermosos recuerdos que a medida que pasa el tiempo se hacen más imperecederos y de gran recordación.

                    Corría la década del 50' del siglo pasado, cuando mi vida lo compartía entre Marca y Cochacar; era Machicoc Wambra en los maizales de Cochacar que mis padres sembraban bien sea en chacras propias o al partir como socio de algún vecino. Como hijo menor, tenía la responsabilidad del cuidado de los animales menores de mis padres como las yeguas, burros, ovejas, cabras y chanchos, también me encargaban del cuidado de los animales domésticos como las gallinas, patos, cuyes y otros animales para proveerles de alimentos y demás, tanto en Marca como en Cochacar dada la cercanía de estos lugares.

                  Cuando me encontraba en Marca a la edad de siete u ocho años  pastaba mis chanchos por las inmediaciones de Pián, Chollku, Kachtcaz, Anràn y otros lugares cercanos o aledaños, pertenecientes a la jurisdicción de Chaupìsmarca; en dicho barrio, mis padres construyeron una casa en la calle Amargura, inaugurado el 08 de diciembre de 1,960, con fiesta incluida, Don Pedro Rodríguez Lázaro como guitarrista, quien era compadre de mis padres por haber bautizado a Cosme. Actuando como padrinos de la casa el Sr. Aquilino Flores Silva y doña Marcelina Lázaro Fabián, con quienes también mis padres eran compadres por haber bautizado a Hermenegilda, con la que hasta el día de hoy nos tratamos como hermanos.

                    Pastaba mis chanchos por los lugares indicados junto a algunos niños y niñas quienes también pastaban sus puercos por encargo de sus padres. Había una niña que por razones obvias no mencionaré su nombre, con quien nos encontrábamos casi a diario por las inmediaciones de Anrán, jugábamos mucho a papá y mamá, mientras nuestros chanchos hoceaban y pastaban en los abundantes pastizales que existían por esos parajes, ella, era una niña muy bonita de cabello castaño, un año mayor que yo, con quien me gustaba jugar a papá y mamá cosa que a ella no le desagradaba. Después de algunos años de nuestros juegos por dichos lugares nos separamos por cosas del destino, ella terminó la primaria y sus padres la mandaron a estudiar  la secundaria a Lima.
   
                   Después de largos ocho años que habían transcurrido  y estando en el año de 1,968 nos encontramos en la fiesta patronal de Marca, yo había regresado a estudiar el tercero de media a Marca luego de estudiar el primero en Huaraz y el segundo en Barranca ésta vez, me encontraba estudiando el tercer año de secundaria nada menos que en Colegio Nacional Mixto San Lorenzo de Marca. Ese año contaba con dieciséis años de edad.
   
                       Para la fiesta patronal, como todos los años, llegó mucha gente de la capital así como de otras provincias, la fiesta patronal de Marca es una de las mejores de la zona, porque tiene un sitial ganado a través de muchos años, diremos  de muchas  generaciones. Después de muchos años  me encontré con esa niña con la que jugábamos pastando chanchos, era, casi nueve años que no nos veíamos, estaba hecha una señorita, muy agraciada y hermosa jovencita.

                        Nos encontramos en la plaza de armas en la noche del nueve de agosto, víspera de la fiesta en honor al patrón san Lorenzo de Marca, ella, se había convertido en una señorita muy agraciada y de muy buenos modales, de sonrisa angelical, y estudiaba en un colegio de la capital, había llegado a gozar de la fiesta patronal, conversamos mucho de nuestra niñez y de los lugares de Anrán, Pián, Chollcku, Kachtcaz y alrededores, al día siguiente lo mismo, volvimos a encontrarnos y caminamos por toda la ciudad como dos buenos amigos, y en la noche le propuse que sea mi enamorada, cosa que  ella aceptó.
     El primer amor llega como un vendaval, luego pasa al rincón del olvido.

                         Era mi primera enamorada oficial, mejor dicho, mi primera enamorada formal; al día siguiente seguimos saliendo y gozando de la fiesta patronal. Al tercer día ella tuvo que partir a Lima, a seguir con sus estudios, yo quedaba en Marca, hasta diciembre nos citamos, hasta las vacaciones, ella terminaba la secundaria ese año en Lima. Regresaría a Marca después de la clausura y la finalización de sus estudios secundarios, con ése compromiso partió a Lima.

                           Por aquellos años en el mes de diciembre era costumbre el baile de las “Marchanas” y los “Negritos” en las fiestas navideñas llamado también como “Los Caporales”. Era una fiesta obligada en el calendario marquino, fiesta costumbrista de mucho arraigo. Recuerdo cuatro años antes a aquella fecha, a mi regreso de Huarás después de haber estudiado el primer año de secundaria en el mes de diciembre de l,964 mi hermano Ciro bailó como Negrito, a mucha insistencia de mi madre-eso me decía mi hermano en su carta enviada a Huaraz-dicho año bailó junto a Baciliano Cueva, Juan Cueva y Mario Gamarra.

                      El escenario ahora era cuatro años más tarde, es decir, el año de 1,968, mi enamorada al finalizar el año regresó a Marca, como habíamos convenido en el mes de agosto, llegando a Marca el 24 de diciembre en horas de la tarde, sin embargo aquella tarde por cosas del destino, no pude saludarla. Al llegar a la casa de mi enamorada, la vi bailando con uno de los caporales, ese año sus padres organizaban dicha fiesta en su casa, ella bailaba con el colibrí en la mano al son de la orquesta vernacular, que era el marco musical de la estampa costumbrista de los Negritos.

                    Al verla bailar con uno de los danzantes me quedé parado, sin acercarme a ella y ni siquiera saludarla. Como un adolescente caprichoso no pude reprimir mi enojo y no saludé  a mi enamorada, me retiré, no fui a saludarla sino hasta el día siguiente, quien había retornado desde Lima, por el pedido y acuerdo que tuvimos en el mes de agosto con motivo de la fiesta patronal. Un comportamiento muy desafortunado de mi parte, que lo lamentaría  posteriormente.

                   Dos días después de culminada las fiestas navideñas, junto a mi padre viajamos a Huaraz a pedido expreso de mi padre, él, me dijo que era por mis vacaciones; me fui  a Huaraz sin despedirme de ella. Recuerdo, que caminaba por el centro de chopicalle con mi maletín al hombro, salía de la ciudad junto a mi padre rumbo a Huaraz, mientras ella se encontraba mirándome en la puerta de su casa en la misma calle a tres cuadras de distancia, sin poder decirle nada, quería retroceder e ir a disculparme lo que estaba haciendo, por dejarla en la puerta de su casa, pero la fatalidad, el cruel designio de mi destino, me empujaba ciegamente hacia adelante y prosiga mi camino, algún genio maléfico entorpecía acaso, la dicha de éstos adolescentes que se querían, pero que el destino nos separaba, equivocadamente, pensaba que le estaba haciendo pagar la afrenta de haber bailado con el “negro”, antes de encontrarse conmigo, y había bailado con el negro sin mi permiso, tal era el motivo de mi comportamiento.

                  Llegué a Huaraz, mi padre me buscó un trabajo en la oficina del abogado Robles, éste abogado era el letrado defensor de mi padre en los juicios que tenía en Recuay y Huarás, hice trabajos de amanuense en dicho estudio jurídico, los tres meses de vacaciones, desde Enero hasta los primeros días de abril.

                  Durante mi permanencia en el estudio del abogado, llegué a redactar hasta tres  cartas a mi enamorada para enviarlos a Marca dando las explicaciones de mi salida abrupta de Marca, ninguno de los cuales pude enviar también por cosas del destino,  que dicho sea de paso por esos tiempos alguna comunicación solo se podía enviar vía correos y telégrafos, no había otro medio de comunicación, eran cartas muy cariñosas, contándole las peripecias de mi viaje de Marca a Huarás, le contaba las terribles nostalgias que pasaba en ese lugar, la pena y soledad, así como el ardor creciente de mi amor hacia ella.

                   Algunos años después cuando le conté de tal hecho a uno de mis mejores amigos en Barranca, éste, me dijo que como la carta estaba escrito a máquina de escribir y no a puño y letra, nunca llegó a su destino, ”Las cartas de amor se escriben a mano she...” me decía mi amigo,  dichas cartas los tenía en el cajón de mi escritorio, y cuando terminó mi pasantía en el mes de abril me los llevé conmigo, y lo tuve por varios años más, sin saber qué hacer con ellas.

                   Por cosas del destino nunca los llevé en Huaraz a la oficina de correos y telégrafos, y no los envié a Marca, en esas cartas también le explicaba, que me había excedido en mi comportamiento, y estaba arrepentido de mis actos y que cuando regrese a Marca los primeros días de abril, sabría explicarle mejor las cosas, pero nunca pude enviar las cartas redactadas. Bien dice el dicho: Lo que no está por suceder "así le pongas todo el empeño, no sucede"

                  Pasaron rápidamente los tres meses de vacaciones y el trabajo para mí, esos tres meses en Huarás los pasé en casa de mi primo Félix Cueva Soto, quien era ebanista, hacia trabajos muy bonitos, Félix, era uno de mis mejores primos que recuerde, siempre atento y muy preocupado era muy cariñoso con toda la familia, anteriormente, cuatro años antes, cuando murió mi madre me acompañó en mi regreso a Huarás y justificó como apoderado mi inasistencia de tres semanas al colegio por duelo y pérdida de mi madre. Esta vez era al revés, las vacaciones los hacía en Huaraz y los estudios en Marca, paradojas de la vida, me decía.

                  Llegado el mes de abril de ese año y al regresar a Marca, desde Huarás, me fui hasta Barranca a visitar a mi padre y mi hermano Ciro y a comprar mis útiles escolares, ellos  vivían en Barranca, era la primera semana del mes de abril, de allí  me iría a Marca al día siguiente para seguir mis estudios que muy pronto se reiniciaría, como efectivamente lo hice, luego de comprar mis útiles escolares, esta vez entraba al cuarto de media, año de 1969.

                 Llegué a Marca el primer domingo del mes de abril, era Semana Santa, en la tarde del Domingo de Ramos, era todavía invierno, dejé en casa de mis padres el maletín que llevaba mis pertenencias y fui a buscar a mi enamorada, me encontraba un tanto asustado, o angustiado diría, tenía algo de temor, de remordimiento, porque me había marchado a Huaraz sin decirle nada y ahora regresaba después de más de tres meses como si no hubiera pasada nada.

                 Me di ánimo y fui en su busca, a su casa, ella me recibió muy amable, como si no hubiera pasado nada, yo me preguntaba ¿qué estará pasando?, ¿acaso no me va a decir nada por mi ausencia de tres meses?, ¿se habría olvidado que era su enamorado?, ¿no le importaba?, hablamos mucho esa tarde, de música principalmente, por esos años las canciones de los Beatles y los Rollings Stones eran lo último de la moda.
 
                  Dos año antes, en el año de 1967 los Beatles habían creado su álbum “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”, llamado en el Perú como "Sargento Pepper's" o "Sargento Pimienta", considerado por muchos como una obra maestra del arte de la música. Ésta banda reconocida como la más exitosa que cambió acaso la sociedad mundial y aclamada en la historia de la música popular desde el año de 1,960 así como los Rollings Stones desde el año de 1,962 con Mick Jagger como líder de la banda, eran los iconos de aquella aquella época. A partir de 1968 ya aparecía también la música de Led Zeppelin y Pink Floyd, Hoy, después de seis décadas la música de los Beatles continúa siendo popular, ganadora de muchos premios por todo el mundo; sus nuevas canciones eran motivo de apasionadas conversaciones por los jóvenes como la que sosteníamos ese día con mi enamorada.

                   Hablamos de todo, menos de mi mal comportamiento, en esos tres meses ni un saludo, ni una carta, ella había regresado a Marca desde Lima a mi exigencia, en el mes de diciembre y yo me mandaría a mudar a Huarás y regresaba, orondo, como si no hubiera pasado nada; esta vez ella me tenía preparado una bonita sorpresa que jamás olvidaría. 

                 Nos encontrábamos conversando un buen rato en la puerta de su casa, casi dos horas de amena charla, muy animadamente, entre risas, gastándonos algunas bromas, pensaba en mi ingenuidad que ella me había perdonado de mi mal comportamiento, cuando vi acercarse a uno de mis amigos con el que jugaba fútbol en las tardes en la cancha que quedaba junto al colegio, iba de sur a norte por la vereda, por Chopicalle. Mi enamorada vivía por Pircay Marca, el amigo vestía uniforme de guardia civil, se iba acercando más y lo reconocí nítidamente, pensé que pasaría por allí, además estaba uniformado, y por lo tanto estaba  trabajando, pensé.

                    Pero grande fue mi sorpresa cuando se paró a media cuadra  de donde estábamos conversando con ella, en la esquina de don Silvinio Gamarra, actual Lenin Valenzuela, la llamó a mí enamorada con una seña, ella me pidió permiso cortésmente, con la siguiente frase:

         - Disculpa que te deje aquí parado, me está llamando
           Mi enamorado- me dijo
         - ¿Qué?, ¿Cómo? ¿Mi enamorado? –le pregunté angustiado            
         - Si, mi enamorado, perdona que no te dé más explicaciones
                        - me repitió y se alejó.

               Se fue al encuentro del enamorado, con quien se saludaron muy efusivamente; agarrados de la mano se fueron caminando por la calle Leoncio Prado rumbo al barrio de  San Cristóbal, era el primer revés que sufría, -¿tamaña cosa me puede suceder a mí?- me preguntaba una y otra vez, lo que había pasado  era que  al no haberle hecho caso en el mes de diciembre a mi enamorada a su retorno de Lima, por el acuerdo que teníamos, me había portado de una manera no apropiada y me fui a Huaraz sin decirle nada, sin despedirme, sin darle explicaciones, y regresaba después de más de tres meses de ausencia, entonces la vida me pasaba la factura, es  para no creerlo, me repetía.

                  Los siguientes días los veía por algunos lugares, la felicidad de la pareja se expresaba en sus actos, se paseaban por todo Marca, incluido los caminos, las chacras, agarrados de la mano, enamorados, nunca más sabría nada de ella, solamente algunas noticias  en años posteriores, que me decían que era muy feliz con su esposo, llegando a procrear varios hijos. En algún momento alcancé a decir-bien  por ella-ante algún familiar y amigos más cercanos.

                  Así terminaba la historia de mi primer amor, que años más tarde recordaría con algún remordimiento y culpabilidad, pero al mismo tiempo de felicidad y satisfacción, porque ella era feliz con su familia.