martes, 11 de febrero de 2020




      LLOGI   Vs   ROKOCHUPA

          ++++ COSTUMBRES Y TRADICIONES DE MI TIERRA ++++

                         José Santos Gamarra Soto 


En Marca existe un apodo llamado “Rokochupa”, se dice al animal que no tiene cola o rabo sea de nacimiento o porque le ha sido mutilado o cercenado dicho aditamento en alguna oportunidad; existe otro animal llamado “Karrachupa” que tiene cola, pero sin pelos en dicha parte del cuerpo, éste Karrachupa es un animal depredador en las cementeras, principalmente del maíz, llaman así a uno que es parecido a la comadreja o al zorrillo, pero en realidad es una “Muca”, que depreda los maizales en las noches, es odiado por los agricultores; es un animal muy feo, repulsivo, camina a rastras y vive en sitios oscuros y sórdidos; es por ello que en la ciudad se le pone de sobrenombre qarrachupa o rokochupa a una persona no muy querida, para darle cierto descrédito, desprestigio o insulto.

Al buen Rómulo Celaya,  huérfano de padre, le habían puesto de sobrenombre Rokochupa seguramente algún amigo o compañero de clases, era la pesadilla de los muchachos de su generación, era mi mayor por cuatro o cinco años según recuerdo. Rómulo andaba con la vestimenta muy raída, pantalón de bayeta –tela cruda de lana sin teñir- alguna camisa o chompa si es que así se le podía llamar, su cuerpo estaba cubierto de harapos, andaba descalzo, y siempre andaba con la cabeza rapada, lo rapaban al coco, cuando le crecía el cabello, tenía el pelo corto como las crines del mulo, era hijo único de una mujer indigente llamada “Loca” Reyna, de quien se decía que había enloquecido al ver morir a su hijo mayor por las punas de Marca,  aplastado por una inmensa roca, ella contó que el hermano mayor de Rómulo se encontraba jugando debajo de una piedra cuyo cimiento cedió por la lluvia precisamente cuando el niño jugaba debajo de la inmensa roca.
Loca Reyna era cocinera en ese entonces de Porfirio Quispe; era una mujer sola, comentaban que Rokochupa no supo quién fue su padre pero que apellidaba Celaya, apellido que más antes no existía en Marca; Rómulo a la muerte de su hermano se convirtió en hijo único; astuto y afortunado en el juego de las canicas a lo que en Marca comúnmente llamamos “bolas” o “bolitas”.

Una mañana tocó la campana de la escuela para el recreo, Rómulo salió raudo a la calle buscando contendor para el juego de las bolas y se encontró con Rogelio Espinoza y le reta a jugar, se pusieron a jugar delante del colegio y le gana a Rogelio una bonita bola, quien al verse derrotado le da un puntapié:

- Devuélveme mi bola, carajo!  -  ¡¡Zuass…un patadón de Rogelio!!
- Ya pues Llogi......deja pues, Llogi   Le decía Rómulo
- ¡ Zuuuuácate !  Otra patada más, con las botas que calzaba Rogelio
- ¡Devuélveme mi bola, carajo....Rocochupa de mierda!  – Le seguí diciendo
- No pues Llogi.....te he ganado limpio, pues, Llogi  – Contestaba Rokochupa
- ¡Ya, te juego otra vez Llogi! ¡Yo pongo primero...!  – Le invitaba a Rogelio
- ¡Ya, “pon” so huevón, pero la lecherita...si no te saco la mierda...! Le ordenaba Rogelio
 - ¡Yaaa!, pongo mi lecherita...pero tú juega con tu bolita nueva! - Le decía Rokochupa astutamante.

Y se pusieron a jugar nuevamente, en la calle, a la hora del recreo de la Escuela, que duraba quince minutos, y:

¡¡¡ Cheeeeeeeccc !!!  - De nuevo Rokochupa gana la bolita nueva a Rogelio.

En circunstancias que Rogelio la emprendía  nuevamente a patadas a Rokochupa, suena la campana, indicando que el recreo había terminado, raudos los alumnos regresábamos al salón de clases.

Era común ver a los alumnos todos los días con el juego de bolas y choloques en la calle Alfonso Ugarte, delante de la Escuela, que por aquellos años quedaba junto al río, esta calle era empedrada como la mayoría de las calles de Marca que le daba un aspecto colonial, muy romántico, las casas con sus techos de tejas rojas, la fachada empastada con yeso, especialmente traídos desde Huaraz o de algún lugar del Callejón de Huaylas, donde abundan estos materiales para adornar las casas de ese entonces y sus balcones y balaustres de madera muy bien labradas y talladas.

 Rokochupa, tenía destreza envidiable para el juego de las bolitas y los choloques, era famoso por ser buen jugador:
 “Hay que tener buena puntería nomás” - Decía siempre.

Rogelio hijo de don Antonio Espinoza y doña María Soto, calzaba botas negras, ante Rokochupa siempre perdía, le ganaba en cada apuesta y como Rogelio tenía canicas nuevas, entonces Rokochupa astutamente le sugería para que jueguen otra vez y que en esta oportunidad tendría mejor suerte, pero no era así, Rokochupa nuevamente le ganaba una y otra vez, Rogelio en su impotencia, le propinaba sendos puntapiés.

La madre de Rokochupa, dada su pobreza, le preparaba su fiambre que ahora los muchachos denominan “lonchera”, para que se sirva a la hora del recreo, consistía en gran cantidad de cancha que llevaba en uno de sus bolsillos que le llegaba hasta la rodilla del pantalón de bayeta que llevaba puesto y en el otro bolsillo, llevaba una buena porción de “curpé” (bolas pequeñas de queso que se hacían de las sobras que rebalsaban de los moldes de queso). Su pobre pantalón que su madre tanto lo remendaba y zurcía había perdido hasta de forma.

A la hora del recreo, antes de retar a sus ocasionales adversarios, tomaba un puñado de cancha y un pedazo de curpé y los llevaba a su boca, cuando entonces exclamaba:

- ¡Ay mi muela! ¡Ayayayayy.......mi muela! – Gritaba Rokochupa.

En su apuro por jugar a las bolitas y ganar a todos los que se le ponían al frente, echó al bolsillo de las canchas las bolas que ganaba y en el fragor del juego, no miraba el puñado que se llevaba a la boca, entonces ingresaban a su boca tanto la cancha como las bolas y también el curpé, que al masticarlos le ocasionó un dolor profundo, escupiendo al suelo una mezcla de cancha, curpé y bola partida.

Rocochupa, era un eximio jugador de canicas, cuanto contendor que lo desafiaba era derrotado por él, y lo que más le gustaba era ganar las mejores bolitas a los hijos de los profesores y a otros más. Gozaba tanto de sus hazañas, viendo perder a Rogelio, Reyno, “Rachac” Allqui, "Cayo", “Michi” Vicente, y a muchos más.
Pobre Rocochupa, ahora por qué caminos y distancias estará arrastrando la grandeza de su pobreza honrada y quien sabe a lo mejor, desde arriba estará riendo viendo jugar a los niños con su misma destreza.

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