viernes, 25 de septiembre de 2020

 

EL OSO ENAMORADOR…

El Primer Oso que llegó a Marca fue por Churap.

Escribe: José Santos Gamarra Soto

Pasada la estación de invierno del año de 1954, en el lugar denominado “Chupa” jurisdicción del anexo de Churap, distrito de Marca; don Erasmo Padilla Sánchez y esposa doña Clara Ríos junto a sus ocho hijos entre ellos Susano, Adán, Eva, Elsa, Bonifacio, Nila, Rosalinda y Maura, decidieron quedarse a vivir un tiempo más en aquel lugar por el abundante pastizal que se había generado ese año debido a las lluvias. Por aquellos años no se tenía ni noticias del calentamiento global o efecto invernadero como en la actualidad, los pastos naturales duraban por Chinchipampa hasta los meses de mayo o junio, lo que motivaba quedarse a algunos ganaderos unos meses más por aquellos lugares porque el pasto natural había hasta de sobra. La familia Padilla-Ríos vivía en Chupa donde tenían su Hato, hacia el sur de Chinchipampa.

Una tarde del mes de mayo la familia de don Erasmo ve con incredulidad la figura de un Oso de color negro que en esos momentos se encontraba comiendo pitajayas; estaba “Shishando Wuaqas”-Sacándole las espinas a la Pitajaya-asombrados al ver a éste animal corpulento y de gran tamaño, no conocido por los pobladores de esa zona, nunca se había visto un Oso por esos parajes; dejaron despavoridos todas sus pertenencias de la vivienda como quesos, requesones y charquis,  y junto a sus hijos huyeron con dirección a Churap, y dar cuenta de lo ocurrido a las autoridades, quienes dos días después marcharon con escopetas y armas en mano para dar muerte al animal. Por aquellos años vivían en Churap algunos reservistas que habían servido al ejército peruano y portaban escopetas y otras armas entre ellos se encontraba don Florentín Padilla Aguirre, Víctor Padilla Aguirre, Erasmo Padilla Sánchez, Cesáreo Cueva Padilla, Antolín Padilla Aguirre, y Laurencio Padilla Silva, más el acompañamiento de don Brindis Gamarra Cubillas, Teodoro Espinoza Cubillas, Plácido Gamarra Méndez, Lauro Padilla Gamarra y Pompeyo Padilla Aguirre, marcharon con dirección a Chupa en busca del animal y darle muerte.

La historia que se había tejido en torno a este animal era de lo más variado y pintoresco, algunas historias eran inverosímiles; se decía que el Oso cargaba solo a mujeres solteras y las enamoraba, se lo llevaba a lugares de difícil acceso entre los abismos y lugares inaccesibles, las dejaba allí para luego regresar en las tardes con comida para su rehén; en otras oportunidades llevaba frutas para la secuestrada. Algunos manifestaban que a futuro serían los nuevos habitantes de Churap, y que dicho Oso estaba en plan de reconocimiento del lugar donde deberían vivir los futuros habitantes, se hacían muchas conjeturas, al parecer era un Oso de Anteojos, llamado “Oso Andino”, éstos Osos pueden llegar a medir hasta 1.90 m de alto y pesar más de 150 Kg., son de hábitat diurnos, solitarios, omnívoros, terrestres, de alimentación vegetariana, como los cactus, por ello le gustarían las pitajayas. Estos Osos existen en toda la región andina de Sud América y en la Cordillera de los Andes, posiblemente habría bajado de su hábitat, teniendo en cuenta que Chinchipampa está a menos de 2,500 msnm., temporalmente cuando escasea el alimento migran a otros territorios o simplemente se perdió tal vez desde las alturas de Huayllacayán, Yamor ó Mallao.

Por la superstición de los campesinos se cree que su grasa son medicinales, sus pieles un valioso producto de comercialización como pellejos o alfombras de piso para el tendido de las camas. Al marchar los pobladores desde Churap en busca del Oso, lo encontraron hacia el norte de Chupa, en el lugar denominado “Tzackra”, a la altura de “Chihua Cuta”, comiendo “Upa” conocido en otras regiones del Perú como “Chupaya”, que consiste en una especie de Cactus con abundante líquido.

Rodearon al oso sigilosamente, lo cercaron entre todos, los que portaban armas iban adelante, estando muy cerca se apostaron frente al Oso para descargar las mortíferas balas que impactaron en el cuerpo del pobre animal, varias balas habían alcanzado el cuerpo del Oso, muerto el animal lo llevaron al pueblo en “Kirma”, especie de camilla que sirve para trasladar enfermos o muertos, donde los familiares esperaban angustiados el desenlace del encuentro con el oso. Chicharrones de Oso fue el potaje que se comió ese día, dejando gran parte de la carne para los “Charquis” correspondientes que semanas más tarde comerían los pobladores con agrado. El pellejo fue guardado como trofeo de guerra por alguno de los pobladores y las grasas para ser utilizados como ungüento para algún mal muscular o contra las picaduras.

Fuente: “Historia de Ivo”,  Autor: José Santos Gamarra Soto


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