miércoles, 17 de marzo de 2021



 REQUIÉM POR UN AMIGO…

Juan Melgarejo Quispe Silva

Tu amigo: Dolton

¿Cómo comenzar a escribir cuando tienes un nudo en la garganta por la muerte de un amigo?, hoy en la mañana me levanté más temprano de lo acostumbrado por esta “Bendita” pandemia, una llamada, y no pude recuperarme en el día, horas más tarde la confirmación de Aurelia, su esposa, fue desolador. Mientras escribo estas palabras escucho “Requiem for my friend” la bella y triste música que el polaco Preisner dedicó a la muerte de su paisano y amigo Kieslowski. Un final injusto Juan, pues no hacía mucho que nos habíamos comunicado, el día de mi cumpleaños, el mes pasado y te sentías muy bien, me llamaste cuando retornaba a Lima desde Pativilca, ese sería nuestra última conversación, habías comenzado de un nuevo tramo de tu vida junto a tus nietos, robando ratos para jugar con ellos, viendo a tus cuatro hijos convertidos ya en profesionales brillantes, imagino como podías sentirte, que feliz te sentirías.
Vienen a mi memoria recuerdos de nuestro antaño colegio y las noches de serenata que dábamos, te recuerdo en la oscuridad de la noche que corrías delante de mí, desde el puente San Cristóbal río abajo, porque la madre de nuestra doncella nos había perfumado desde su balcón con su “Ishpé Poqushka”, ¿cómo podíamos correr sin luz esos tramos tan intrincados?, ahora ya no importa, ya te fuiste, maldita pandemia, maldito todo, ¿por qué?. Me viene a la memoria lo dicho por el filósofo Aristóteles que la amistad es lo más necesario en la vida, para una vida plena, sin duda. Y tú has contribuido a que muchas personas consigamos esos momentos, dosis de plenitud, por ello vas a vivir con nosotros, fecundo, en nuestra memoria.
Todos te conocíamos como Melgarejo, como un excelente amigo, tantos años no se olvidan fácilmente, en nuestra juventud eras un personaje, eras un tipo, como se dice ahora, buen…brother, íntegro, de la cabeza a los pies. Otro recuerdo de los tantos que me vienen a la memoria es aquello, cuando un día después del terremoto del 31 de mayo de 1970, caminamos hasta Pandejabón con nuestro fiambre sorteando la carretera destruida llena de escombros, piedras y rocas por aquel fatídico terremoto, caminamos en búsqueda del camión San Lorenzo a ruego de doña Rosa Cubillas de Quispe.
Te caracterizó una vida sencilla, sin sobresaltos, jamás te vi enojando o maldiciendo por circunstancia alguna, tenías el mejor genio del mundo, no sé si vivías muy feliz pero aparentabas ser el poseedor de la llave que abre las puertas de una vida llena de venturas. Virtudes maravillosas que te caracterizaban. Hoy hablé con “Tirrimbo” otro integrante de la promoción, lloramos juntos lamentando tu prematura partida, Tirrimbo me dijo-José, yo también estoy preparado a partir-dicen que la vida es un soplo en el quehacer infinito, todos iremos por ese camino inexplorado.
Adiós Juan Melgarejo…espero que le tomes el pelo a San Pedro otro “Pelao” como nosotros, tan pronto llegues y puedas adquirir en préstamo o en alquiler un local para cuando yo llegue revivamos nuestras andanzas como en nuestra amada Marca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario