miércoles, 17 de marzo de 2021

 

EL PUSHADOR…

*****TRADICIONES Y COSTUMBRES DE MI TIERRA*****

Escribe: José Santos Gamarra Soto

Uno de los trabajos de campo que no era de mi predilección era el ser “Pushador” o guiador en las faenas de la siembra; mi padre era un hombre muy trabajador en las faenas del campo cuando de sembríos se trataba, un día antes preparaba a los nobles bueyes para la faena del sembrío, los toros bien alimentados eran sinónimo de hacer buena faena, preparaba la Tajcklla hecho de chachacoma, nogal o qalapacho; el yugo que uncía a los toros también era de dicho material, estos materiales de siembra que esperaban en la cabecera de las chacras era muy común en tiempos de sembrío; mi padre, días antes del inicio del sembrío, seleccionaba los tientos de cuero de toro que serviría para amarrar al yugo en la testa de los bueyes; y las rejas en la Tajcklla, éstas rejas, eran muelles rotos de camiones que los compraban bien sea en  Paramonga o Barranca, afiladas las puntas por el herrero de Marca, por don Camilo Cubillas Gamarra o don Pablo Maguiña quienes eran los dos únicos herreros por aquellos tiempos; éstas rejas eran amarrados con los tientos a la Tajcklla para que pueda penetrar con facilidad a la tierra, y el chicote servía para el castigo a los animales o al Pushador en caso no obedecieran en las faenas del sembrío.

El ir y venir por el mismo surco era un martirio para mí, guiar a los toros era cosa de rutina y no de creación, ese era mi problema. No podía rebelarme, de lo contrario, mi padre, quien araba haciendo los camellones para la siembra tenía en la mano izquierda la Tajcklla mientras que en la mano derecha tenía el mortífero chicote, hecho especialmente de cuero de toro, este chicote, bien podría dejar huellas en mi cuerpo de niño, por lo tanto tenía que cumplir los mandados de mis padres como guiador o Pushador en forma muy diligente.

Desde días antes del sembrío, era responsabilidad del Pushador el cuidado del chicote en las noches, los tientos remojados es una exquisitez para el perro que se tiene en gran cantidad en las chacras, el guiador era el encargado de  remojarlos el cuero en ollas o bateas que eran especialmente acondicionados un día antes para estos menesteres, y tenga más peso, y para que sea más doloroso el castigo en el lomo de los bueyes si no obedecían las órdenes del arador; los tientos que servían para amarrar las rejas y el yugo eran tiras de cuero que remojados en las noches en un recipiente especial que el guiador cuidaba toda la noche para que no les sirva de merienda a los perros, de ser así el castigo era inminente. Durante la siembra, los toros obedecen las órdenes del arador:

- ¡fuera!, ¡fuera!, ¡fuera!, ¡fuera! - Significa que los bueyes vayan más arriba

- ¡ajo!, ¡ajo!, ¡ajo!, ¡ajo! - Significa que los bueyes tienen que ir más abajo.

Los bueyes son uncidos con el yugo donde se amarra al arado para abrir los surcos donde mi madre iba poniendo la semilla a paso lento detrás del arador, al ver el chicote mortífero, me ponía muy acomedido en los mandados, no importaba ir y venir por el mismo sitio y terminar la faena del día a como dé lugar, los trabajos duraban muchas veces toda la semana completa, siendo un martirio para mí.

Fuente: “Historia de Ivo”, Autor: José Santos Gamarra Soto

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