domingo, 29 de septiembre de 2019


                        

                     LA LLICLLA MARQUINA…


            USOS Y COSTUMBRES DE MI TIERRA

                           Por  José Santos Gamarra Soto
La vestimenta de la mujer marquina en los últimos años está siendo apreciada a nivel nacional creo en su real dimensión y magnitud debido a que las hijas marquinas que retornan al lar querido se visten con esa indumentaria que es muy apreciada por propios y extraños. Una joven o mujer adulta que regresa al lugar de sus orígenes o ancestros es tentada por sus familiares vestirse con la ya famosa vestimenta de la mujer marquina del que uno de sus prendas importantes es la Lliclla de la mujer marquina.
En el Perú, la indumentaria llamada lliclla es una manta femenina de diversas formas, estilos y colores, que se coloca sobre los hombros y se sujeta, sobre el pecho, con un prendedor metálico muy grande, al que se ha dado en llamar “tupu” o “topo” y que en el Incario se denominaba “tipqui”. Cada región, cada etnia o nación aborigen, tiene su propia lliclla. En Marca, las llicllas son hechas de tejidos de lana llamado “Castilla” al que le ponen cintas de terciopelo y cintas labradas para finalmente bordar con hilos de color todo el contorno de la lliclla, en la lliclla marquina prevalece el color rojo y azul aunque también los hay de otros colores que diferencian esta prenda de otros pueblos de la región.
Hurgando en la historia, Cieza de León es el primero en hablarnos de la lliclla diciéndonos que se trata de la una “manta delgada que les cae(a las mujeres) por encima de los hombros”. Algo después, Gutiérrez de Santa Clara anotaría que las llicllas eran a modo de “cobijas que se ponen sobre los hombros, que les dan hasta las corvas”, estos, casi hasta las pantorrillas. Fray Martín de Murùa, hombre muy dado a temas de indios y a las mismas indias, señalaría que “traían una mantilla sobre los hombros llamado lliclla” y deja entender que lucía flores y mariposas, al igual que los anacos.

En algunas regiones del Imperio de los Incas, la lliclla también cubría la cabeza, tal como podemos leer en la narración de Gonzalo Fernández de Oviedo, quien escribió escuchando a casi todo los que se hallaron en la sujeción de la costa del Perú, señala que las mujeres “traen cubierta una manta corta desde la cabeza hasta media pierna, que quieren parecer mantillo”. Asimismo, Guamàn Poma de Ayala anota que las mujeres usaban “un paño sobre la cabeza y en hombro otra lliclla” afirmando aparte que la lliclla es como manto; pero no se excluye que ese paño de cabeza fuese en realidad una “ñañaca”, que era prenda de adorno.

En la Colonia y en la República muchas campesinas quechuas pasaron a usar esa lliclla como mantilla española. Así fue vista por muchos escritores como el culto viajero francés Paul Marcoy quien las vio en Arequipa. Medio siglo antes, el sabio Hipólito Unanue escribió que lliclla es una manta de vara en cuatro muy fina y adornada con muchas labores, la que sirve de “rebozo ò mantilla a las indias”. Mariano Paz Soldán también apunta que es el pañuelòn con que se cubren las indias. El primer diccionario quechua que menciona la lliclla es el anónimo de 1586, que la define como la “manta de india que cubre la saya”.

Con la evolución del modernismo del Perú contemporáneo y la creciente liquidación de la herencia india, las llicllas se fueron extinguiendo. Quedan solo sobre los hombros de las campesinas más pobres, en apartados rincones andinos. Nada resta o queda de las llicllas de lana de vicuña con sus caprichosos bordados multicolores, ni de los topos o tipquis de oro o plata y esmeraldas. Es un mundo perdido, César Vallejo por eso presentó en su novela Tungsteno una india con “…la lliclla prendida al pecho con una espina de penca...”.
Sin embargo en Marca, en la actualidad, la lliclla es una prenda que enriquece la vestimenta de la mujer marquina, su uso multicolor de gran raigambre y prestancia la convierte en uso obligatorio cuando la mujer marquina luce dicho aditamento con garbo y belleza inigualable, luciendo con mucha elegancia lo que el Perú contemporáneo ahora nos enriquece con sus vestimentas que en algún momento iban camino a su extinción.
Fuente: Hola Marca, Octubre 2002


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