jueves, 29 de junio de 2023

 

MIS VIAJES DE CHUCCHU-HUARAZ

Experiencias vividas por un estudiante hace 60 años, en sus viajes desde la Repartición de Marca, carretera Pativilca-Huaraz…

Por: José Santos Gamarra Soto

En la primera semana del mes de marzo de 1964 tuve la suerte de viajar en un camión por primera vez junto a mi padre a la ciudad de Huaraz. Contaba con trece años de edad, era una tarde del Domingo de Ramos que salimos a pie desde Marca hasta el lugar denominado Mogote donde tendríamos que tomar nuestro camión rumbo a Huaraz. Al culminar mis estudios en la Escuela Primaria de Varones N° 1339 de Marca obtuve la beca por mi aprovechamiento en mis estudios, por ello tuve el privilegio de ingresar al centenario Colegio La Libertad de Huaraz creado en el año de 1828. Gran emoción para mí, que salía por vez primera en un viaje tan largo, porque en anteriores oportunidades solo había “gorreado” el automóvil de Don Próspero Cueva Gamarra o al camión San Lorenzo, por trechos cortos, ese era el estado de mi motivación y alegría de dicho viaje.

En mis posteriores viajes, ya como estudiante del Colegio la Libertad de Huaraz me fui dando cuenta que no solo había camiones de carga y pasajeros con destino al Callejón de Huaylas y al Callejón de Conchucos, sino también buses de pasajeros, uno de ellos era la Empresa de Transportes “Perú Andino”, donde en la parte lateral del ómnibus se veía grabada las rutas de: Huari, Huaytuna, Chingas, Aczo, Llamellín, San Luis y otros, mientras que había otra empresa de transportes de buses denominado Empresa de Transportes “Cribillero” que hacía la ruta de Recuay, Huaraz, Carhuaz, Yungay, Caraz y pueblos aledaños.

Hago ésta remembranza en virtud de que el viernes 31 de mayo del año 2019 junto a mis amigos de una Orden iniciática con quienes nos dirigíamos al Santuario de Pumallucay, tuve un encuentro muy grato en la plaza de armas de San Luis con un ómnibus de la Empresa de Transportes “Perú Andino”. Después de 55 años me encuentro con un bus de dicha empresa estacionado en la plaza de armas, ahora con el nombre de “Expreso Turismo Andino” según me manifestó el conductor del mismo que los propietarios actuales son de la misma familia de antaño. El ómnibus conserva los colores que lo identificaban de los años 60, no pude resistirme para unas tomas fotográficas con la emoción y nostalgia de aquel niño que quería subirse a uno de esos buses, pero no podía hacerlo porque no estaba presupuestado por la familia para viajar en esos buses de los años de mi niñez, es que subir a éstos ómnibus era un lujo por lo caro que costaban los pasajes teniendo que conformarme con mis viajes en camión.

Me causó mucha alegría y nostalgia a la vez el encontrar el bus hechizo de Perú Andino después de muchos años en la Plaza de Armas de San Luis y recordar los años maravillosos que pasaba con mis viajes de Chucchu-Huaraz.

Hago un alto en esta parte de la historia, para hacer notar y llamar la atención a las autoridades de nuestra región, que mejoren estas vías de comunicación que se encuentran en muy mal estado, específicamente la carretera que une San Luis-Santuario de Pumallucay y la carretera de San Luis-Huari que se encuentran en estado calamitoso ¿cómo incentivamos así el turismo receptivo y vivencial en nuestra zona?. Después de tantísimos años los transportistas continúan trabajando con sus buses destartalados, no hay otra salida, porque no saben hacer otra cosa, han nacido y crecido con ese trabajo desde varias generaciones, son los mismos caminos, las mismas carencias, las mismas trochas, las mismas carreteras en mal estado, es una de las razones para que el empresario no renueve sus buses y utilice los “Hechizos” como de la fotografía que acompaña esta nota. Sabemos que en la actualidad se utilizan modernos buses por todo el Perú profundo, pero para los lugares que hemos señalado, nada.

Consultado con algunos pobladores de la zona nos decían que la carretera hacia el norte de San Luis, es decir hacia Pomabamba, Piscobamba, Sihuas, Corongo y Pallasca está en igual o peor estado, que hacen un viaje según sea el caso de 20 a 24 horas a estos lugares desde Lima, cuando en pistas asfaltadas lo pueden hacer en la tercera o cuarta parte de esas horas perdidas, no olvidemos que Ancash tiene el privilegio de ser la mejor zona turística natural del Perú y tiene ingente cantidad de ingresos por la explotación de la minería en su territorio. Urge un trabajo serio en las carreteras de esta zona, porque los pobres pasajeros siguen viajando a estos lugares cuando en pistas asfaltadas pueden hacerlo en menor tiempo. El gobierno regional, los alcaldes provinciales y alcaldes distritales tienen la palabra y tomar cartas en el asunto, éstas autoridades y los anteriores solo se han dedicado a hacer actos de corrupción; la población con justa razón reclama por sus derechos tantos años conculcados llegando incluso hasta las huelgas y/o paralizaciones.

Regresando a aquellos años maravillosos de los 60s, mi primer viaje desde Mogote a Huaraz duró alrededor de nueve horas en camión, nos subimos al camión a las nueve de la noche, recuerdo como si fuera ayer la conversación de mi padre cuando paró el camión a indicación suya en la oscuridad de la noche, el diálogo con el chofer del camión antes de subir a la tolva, decía:

- ¿Cuánto hasta Huaraz? – Le dijo mi padre cuando paró el camión.

- 5 soles - contestó el chofer desde su cabina

- ¿y mi hijo? – volvió a preguntar mi padre

- ¿Él? 2 soles, suban – dijo el chofer

Y subimos inmediatamente,

Llegamos a las siete de la mañana del día siguiente, aquella noche del viaje no dormí por la emoción, imagínense la subida de las catorce curvas pasando por Inca Wuakanka, y llegar hasta la altura de Conococha a más de 4,000 m.s.n.m., con el frío reinante del invierno de temporada y la precipitación de lluvias cuando el camión no contaba con carpas, hacer esos viajes era cosa de valientes, pero había una emoción muy grande por el viaje que experimentábamos, principalmente los niños, eso sucedió en mi primer viaje, entonces me acurrucaba junto a mi padre, y no perdía la felicidad de aquel viaje memorable, era el niño más feliz de la tierra, que hacía ese viaje para estudiar la secundaria en uno de los colegios más históricos de nuestro país.


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