sábado, 13 de febrero de 2021

   

EL WECUCHU

*****COSTUMBRES Y TRADICIONES DE MI TIERRA*****

Escribe: José Santos Gamarra Soto

En la memoria social, la oralidad popular ocupa un lugar preferente, los cuentos de almas aparecidas y los relatos de fantasmas que se trasmiten de generación en generación que enriquecen la cultura folklórica se mantienen a través del tiempo. Los pobladores mantienen vivo esas costumbres y tradiciones de variadas formas, como ponerle apodos a los amigos de su generación, esos apodos eran muy especiales en tiempos pasados, como por ejemplo “Cahitarro”  Surelio Quispe Cubillas, “Utzu mati” a Ciro Gamarra Soto, “Wecuchu” a Pedro Espinoza Soto, éste último, pájaro anunciador de muertes, que en esta oportunidad nos referiremos como parte de nuestra cultura andina tratando de mantener nuestros usos, costumbres y tradiciones.

El Wecuchu, constituye uno de los motivos para la creación de cuentos, leyendas, mitos y canciones en los pueblos andinos. En la ciudad de Marca, los relatos sobre el Wecuchu son frecuentes especialmente en los velorios, hay personas que tienen un gusto especial en contar y contribuyen que el velorio no sea tan triste para los familiares del difunto. Muchos años atrás contaban:

- Pobre Hilario…estaba apurado, el Wecuchu anunciaba que pronto moriría – decía el que había escuchado.

- Lo he reconocido porque el Wecuchu anunciaba el número de silbidos que daba, por cada uno de los hijos que tenía el finado - continuaba diciendo.

- Además el canto del Wecuchu y su silbido era de hombre, ya se sabía de su muerte – terminaba diciendo.

En todo velorio anuncian la muerte de uno próximo, sea de varón o de mujer, y al contar tal afirmación decían que el alma es de niño o niña, joven o persona mayor.

Cierta vez, estando niños nos aventuramos con mis primos “Chino” Máximo Sayán y “Emo” Hermógenes Gamarra Cubillas desde Cochacar río abajo en busca de pejerreyes, habíamos caminado por el río hacia el sur hasta el fundo de Colca; al llegar a este lugar de alfalfares y trigales y un poco más al sur, por donde baja el río de Churap llegamos a un lugar denominado Pacachapi donde existía un estanque grande de agua de propiedad de don Arnulfo Padilla, a los extremos de aquel estanque existía un inmenso humedal, terreno que no se podía sembrar porque las totoras y arbustos silvestres como las gramíneas habían ganado al agricultor, el oconal, con muchas filtraciones ocupaba gran parte de las chacras.

En éste lugar del estanque y en esa oportunidad, aprecié el vuelo de un pájaro de aspecto raro, nunca antes había visto a este animal, con características de un cuervo, de color plomizo tirando para negro, ojos muy negros y brillosos, que a simple vista daba temor, el pico largo, como la del cuervo, éste pajarraco, era el Wecuchu, al ver a este animal se nos paralizó el cuerpo, atónito, y trémulo con una sensación de nada en todo nuestro ser.

En otra oportunidad a mi hermano Ciro le escuché referir sobre el Wecuchu, decía que raras veces se le ve en las tardes, pero generalmente sale en las noches, después de dormir en el día y anuncia la muerte de algún poblador o pobladora. Esta ave era casi del mismo tamaño que el Chivillo pero un poco más corpulento y pesado, el color del plumaje era gris oscuro, aprovechando la oscuridad en las noches vuela y silba:

¡¡Wecuchu!!…..¡¡Wecuchu!!……¡¡Wecuchu!!……

Churrrrrr…….Churrrrrr…….churrrrrrrr

Si el silbido del pajarraco es grueso, el que muere será varón, si el sonido del silbido es más agudo o delgado la que fallece será mujer, y por la cantidad del churriado, se sabía por los hijos que tenía el sentenciado a muerte.

- Wecuchu churrian she…pirac wanonka? - El Wecuchu está anunciando la muerte de alguien, ¿Quién será? -comentaban.

Los pobladores mayores en edad siempre comentaban acerca de éstos hechos, cuando el Wecuchu en las noches vuela cruzando el campo o la ciudad de sur a norte silbando, es anuncio de muerte de algún familiar enfermo en casa. Cuando el Wecuchu pasaba repetidamente todas las noches y su silbido es más frecuente, entonces los pobladores interpretaban que el difunto estaba apurado. Si el pájaro malagüero churreaba mucho más seguido, afirmaban que al enfermo le quedaba dos o tres días de vida.

Al escuchar a estos pájaros en Cochacar cuando me encontraba solo, el pelo se me ponía de punta y sabía que era anuncio de muerte. Una noche de luna llena en Cochacar, posiblemente era las siete y media, me encontraba solo en la chacra, mi padre aún no llegaba de la ciudad, cuando el Wecuchu aparece por Antapi churriando, sube volando por Jacahuás y Galloqaqa, el pájaro me acecha y de miedo no podía hablar, mi cuerpo entró en calor y los pelos se me pusieron de punta, pero felizmente se dirigió volando hacia el norte. Cuando le conté a mi padre, me contestó que alguien moriría muy pronto porque el silbido era muy repetitivo.

- El que va a morir está muy apurado – me dijo.

Cierto, semanas después murió el ex Alcalde de Marca, don Sisinio Soto Nava, mi tío. Don Sisinio murió un tiempo después de ser arrastrado por su mulo cuando una de sus piernas se enredó en la rienda y el animal entró en pánico, corrió despavorido, arrastrándolo por todo el camino lleno de piedras, era a la altura de Sharacmachè, camino a Ichoca, fue una de las muertes más sentidas en la ciudad de Marca. Don Sisinio Soto Nava era primo de mi madre y años antes por el año de 1940 junto a don Gamaniel Silva Gamarra estudiaron la secundaria en Lima, y cuando regresaron a Marca se convirtieron en personajes importantes para la sociedad marquina, llegando a ser ambos, alcalde de Marca, Sisinio además era violinista, guitarrista y compositor, una de sus canciones muy recordadas es “Terruca Querida”.

Luego de esta desgracia para el pueblo y familiares del ex Alcalde, yo, tenía mucho temor escuchar el silbido del Wecuchu. Cuando en la quietud de la noche comenzaba a churriar, anunciando quizás una nueva muerte, cubría a todo mi cuerpo con mi poncho para no escuchar al siniestro pájaro de fantasmagórico vuelo.

Fuente: “Historia de Ivo” de José Santos Gamarra Soto


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