domingo, 14 de febrero de 2021

 

EL AMOR EN TIEMPOS DE PANDEMIA

     (Feliz día de los Enamorados)

Escribe: José Santos Gamarra Soto

*********** Gabriel García Márquez nos encandiló con el trazo de una historia de amor en su novela “El Amor en tiempos del Cólera”, en el día de San Valentín les hago llegar-salvando las distancias por supuesto- esta historia adaptada a nuestra amada Marca en tiempos de Pandemia como la actual, ésta historia podría parecer un melodrama de dos adolescentes que al final toman rumbos distintos; les recomiendo leer hasta el final********                     

 

Hablar de la experiencia de nuestro primer amor es algo que mueve las entrañas mismas de nuestro ser y poder decirlo con franqueza es liberarse un poco de la vida tormentosa o desconsuelo que podrías tener a raíz de ella, dicen que el “Primer amor nunca se olvida”, no importa como haya sido esa experiencia, pero queda en nuestros recuerdos así pase el tiempo, porque nos deja una marca indeleble en el alma y el corazón. Sin duda la infancia y adolescencia son etapas muy bellas en la vida de un ser humano, más si es en nuestra querida tierra de Marca, porque quedan hermosos recuerdos que a medida que pasa el tiempo se hacen más imperecederos y de gran recordación.

                                                                                                                              

En mi niñez, mi vida lo compartía entre Marca y Cochacar donde era “Machicoc Wambra” en los maizales que mis padres sembraban bien sea en chacras propias o al partir como socio de algún vecino. Como hijo menor, tenía la responsabilidad del cuidado de los animales menores de mis padres como los chanchos, burros, yeguas, ovejas y cabras, también me encargaban el cuidado de los animales domésticos como las gallinas, patos, cuyes y otros animales menores tanto en Marca como en Cochacar dada la cercanía de éstos lugares.

 

Es por ello que cuando me encontraba en Marca a la edad de siete u ocho años pastaba mis chanchos por las inmediaciones de Pian, Chollku, Anrán, Kachtcaz y otros lugares cercanos, pertenecientes a la jurisdicción de Chaupismarca, en dicho barrio, mis padres construyeron una casa en la calle Amargura, inaugurándose el 08 de diciembre de 1960 con fiesta incluida, don Pedro Rodríguez Lázaro como guitarrista, quien era compadre de mis padres por haber bautizado a Cosme, actuando como padrinos de la casa don Aquilino Flores Silva y doña Marcelina Lázaro Fabián, con quienes también mis padres eran compadres por haber bautizado a la “Gringa” Hermenegilda, con la que hasta el día de hoy nos tratamos como hermanos.

 

Pastaba mis chanchos por los lugares indicados junto a algunos niños y niñas quienes pastaban sus puercos por encargo de sus padres. Había una niña que por razones obvias no mencionaré su nombre, con quien nos encontrábamos casi a diario por las inmediaciones de Anrán, jugábamos mucho a papá y mamá mientras nuestros chanchos hoceaban y pastaban en los abundantes pastizales que existían por esos parajes, ella, era una niña muy bonita de cabello castaño, un año mayor que yo, con quien me gustaba jugar a papá y mamá cosa que a ella no le desagradaba. Después de algunos años de nuestros juegos por dichos parajes nos separamos por cosas del destino, ella terminó la primaria y sus padres la enviaron a estudiar la secundaria a Lima.

 

Después de largos nueve años que habían transcurrido y estando en el año de 1968 nos encontramos en la fiesta patronal de Marca, yo había regresado a estudiar el tercero de secundaria a Marca luego de estudiar el primero en Huaraz y el segundo en Barranca ésta vez, me encontraba estudiando el tercer año de secundaria nada menos que el Colegio Nacional Mixto San Lorenzo de Marca. En ésta oportunidad contaba con dieciséis años de edad. Para la fiesta patronal, como todos los años, llegó mucha gente de la capital así como de provincias, la fiesta patronal de Marca es una de las mejores de la zona. Después de muchos años me encontré con esa niña con la que jugábamos pastando nuestros chanchos, era, casi diez años que no nos veíamos, estaba hecha una señorita, muy bonita.

Nos encontramos en la plaza de armas en la noche del nueve de agosto, víspera de la fiesta en honor al patrón San Lorenzo de Marca, ella, se había convertido en una señorita muy agraciada y de muy buenos modales, de sonrisa angelical y estudiaba en un colegio de la capital, había llegado a gozar de la fiesta patronal, conversamos mucho de nuestra niñez y de los lugares donde pastábamos nuestros puercos en las inmediaciones de Anrán, Pián, Chollku, Kachtcaz y alrededores, al día siguiente lo mismo, volvimos a encontrarnos y caminamos por toda la ciudad como dos buenos amigos, ya en la noche le propuse que sea mi enamorada, cosa que ella aceptó. Era mi primera enamorada oficial, mejor dicho mi primera enamorada formal, al día siguiente seguimos saliendo y gozando de la fiesta patronal. Al tercer día ella tuvo que partir a Lima, a seguir con sus estudios, yo quedaba en Marca, hasta diciembre nos citamos, hasta las vacaciones, ella terminaba la secundaria ese año en Lima. Regresaría a Marca después de la clausura y la finalización de sus estudios secundarios, con ese compromiso partió a Lima.

 

Por aquellos años en el mes de diciembre era costumbre el baile de las “Marchanas” y los “Negritos” en las fiestas navideñas a éstos últimos se les llama también como los “Caporales”. Era una fiesta obligada en el calendario marquino, fiesta costumbrista de mucho arraigo. Recuerdo cuatro año antes a aquella fecha, a mi regreso de Huaraz después de haber estudiado el primer año de secundaria en el mes de diciembre de 1964 mi hermano Ciro bailó como Negrito, a mucha insistencia de mi madre-eso me decía mi hermano en su carta enviada a Huaraz-dicho año bailó junto a Baciliano Cueva Quispe, Juan Cueva Soto y Mario Gamarra Cubillas.

 

El escenario ahora era cuatro años más tarde, es decir, diciembre del año de 1968, mi enamorada al finalizar el año regresó a Marca, como habíamos convenido en el mes de agosto, llegando a Marca el 24 de diciembre en horas de la tarde, sin embargo aquella tarde por cosas del destino, no pude saludarla. Al llegar a la casa de mi enamorada, la vi bailando con uno de los caporales, ese año sus padres organizaban dicha fiesta, ella bailaba con el colibrí en la mano al son de la orquesta vernacular, que era el marco musical de la estampa costumbrista. Al verla bailar con uno de los danzantes me quedé parado, sin acercarme a ella y ni siquiera saludarla, me retiré, no fui a saludarla sino hasta el día siguiente, quien había retornado desde Lima, por el pedido y acuerdo que tuvimos en el mes de agosto con motivo de la fiesta patronal, un comportamiento muy desafortunado, que lo lamentaría posteriormente.

Dos días después de culminada las fiestas navideñas, junto a mi padre partimos a Huaraz por mis vacaciones; me fui a Huaraz sin despedirme de ella, recuerdo, que caminaba por el centro de la calle principal de Marca, por Chopicalle con mi maletín al hombro, salía de la ciudad junto a mi padre rumbo a Huaraz, mientras ella se encontraba mirándome en la puerta de su casa en la misma calle, a tres cuadras de distancia, sin poder decirle nada, quería retroceder e ir a disculparme lo que estaba haciendo, por dejarla en la puerta de su casa, pero la fatalidad, el cruel designio de mi destino, me empujaba ciegamente hacia adelante y prosiga mi camino, algún genio maléfico entorpecía acaso, la dicha de éstos dos adolescentes que se querían, pero que el destino nos separaba, equivocadamente, pensaba que le estaba haciendo pagar la afrenta de haber bailado con el “negro” antes de encontrarse conmigo, y había bailado con el negro sin mi permiso, tal era el motivo de mi comportamiento.

 

Al llegar a Huaraz mi padre, me buscó un trabajo en la oficina del abogado Robles, éste abogado era el letrado defensor de mi padre en los juicios que tenía en Recuay, hice trabajos de amanuense en dicho estudio jurídico mis tres meses de vacaciones, desde enero hasta los primeros días del mes de abril. Durante mi permanencia en el estudio del abogado, llegué a redactar hasta tres cartas a mi enamorada para enviarlos a Marca dando las explicaciones de mi abrupta salida de Marca, ninguna de las cartas pude enviar, que dicho sea de paso por esos tiempos solo se podía enviar vía correos y telégrafos, no había otro medio de comunicación, eran cartas muy cariñosas, contándole las peripecias de mi viaje de Marca a Huaraz, le contaba las terribles nostalgias que pasaba en ese lugar, la pena y soledad así como el ardor creciente de mi amor hacia ella.

 

Algunos años después cuando le conté de tal hecho a uno de mis mejores amigos, éste, me dijo, que como la carta estaba escrito a máquina de escribir y no a puño y letra, nunca llegó a su destino, “Las cartas de amor se escriben a mano”-me decía mi amigo, dichas cartas los tenía en el cajón de mi escritorio, y cuando terminó mi pasantía en el mes de abril me los llevé conmigo, y lo tuve por varios años más, sin saber qué hacer con ellas. Por cosas del destino nunca los llevé a la oficina de correos y telégrafos, y no los envié a Marca, en esas cartas también le explicaba, que me había excedido en mi comportamiento, y estaba arrepentido de mis actos y que cuando regrese a Marca los primeros días del mes de abril, sabría explicarle mejor las cosas, pero nunca pude enviar las cartas redactadas, bien dice el dicho-lo que no está por suceder-así le pongas todo el empeño, no sucede.

 

Pasaron rápidamente los tres meses de vacaciones y el trabajo para mí, esos tres meses en Huaraz los pasé en casa de mi primo Félix Cueva Soto, quien era ebanista, hacía trabajos muy bonitos, Félix, era uno de mis mejores primos que recuerde, siempre atento y muy preocupado, era muy cariñoso con la familia, anteriormente, cuatro años antes, cuando murió mi madre me acompañó en mi regreso a Huaraz y justificó como apoderado mi inasistencia de cuatro semanas al colegio por duelo y pérdida de mi madre. Esta vez era al revés, las vaciones los hacía en Huaraz y los estudios en Marca, paradojas de la vida, me decía.

 

Llegado el mes de abril de ese año y en mi retorno a Marca desde Huaraz, me fui hasta Barranca a visitar a mi padre y mi hermano Ciro, ellos vivían en Barranca, en ese lugar compraría mis útiles escolares, era la primera semana de abril, al día siguiente partí a Marca desde Barranca para continuar con mis estudios que muy pronto se reiniciaría, como efectivamente lo hice, luego de comprar mis útiles escolares, esta vez entraba al cuarto de secundaria, año de 1969. Llegué a Marca el primer domingo del mes de abril, era semana santa, tarde del Domingo de Ramos, dejé en casa de mis padres el maletín que llevaba mis pertenencias y fui a buscar a mi enamorada, me encontraba un tanto asustado, angustiado diría, tenía algo de temor, de remordimiento, porque me había marchado a Huaraz sin decirle nada y ahora regresaba después de más de tres meses como si no hubiera pasado nada. Me di ánimo y fui en su busca, a su casa, ella me recibió muy amable, como si no hubiera pasado nada, yo me preguntaba ¿Qué estará pasando? ¿Acaso no me va a decir nada por mi ausencia de tres meses? ¿Se habrá olvidado que era su enamorado? ¿Acaso ya no le importo? Me hacía una serie de cuestionamientos, hablamos mucho, por cerca de dos horas, de música principalmente, por esos años las canciones de los Beatles eran lo último de la moda.

 

Un año antes, en el año de 1967, los Beatles habían creado su álbum “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band” lo que los rockeros lo llamaban comúnmente como “Sargento Pepers” o “sargento Pimienta” considerado por muchos como una obra maestra de la música. Ésta banda reconocida como la más exitosa que cambió acaso la sociedad mundial y aclamada en la historia de la música popular desde el año de 1960 junto a los Rollings Stones otra banda que apareció en el año 1962 con Mick Jagger como líder de la banda, eran las mejores bandas por aquellos tiempos. En la actualidad la música de los Beatles desde aquella época siguen siendo muy populares, seis décadas después, ganadora de muchos premios, en ésa época sus nuevas canciones eran motivo de apasionadas discusiones y conversaciones por los jóvenes como la que sosteníamos ese día con mi enamorada.

Hablamos de todo, menos de mi mal comportamiento, en esos tres meses ni un saludo, ni una carta, ella había regresado a Marca desde Lima a mi exigencia en el mes de agosto para su retorno en diciembre de ese año y yo me mandaría a mudar a Huaraz y regresaba orondo, como si no hubiera pasado nada, esta vez ella me tenía preparado una bonita sorpresa que jamás olvidaría. Nos encontrábamos conversando por varias horas en la puerta de su casa muy animadamente, entre risas, gastándonos algunas bromas, cuando vi acercarse a uno de mis amigos con el que jugaba fútbol en las tardes en la cancha que quedaba junto al colegio, iba de sur a norte por la vereda, por Chopicalle, mi enamorada vivía en el barrio de Pircaymarca, el amigo vestía uniforme de guardia civil, se iba acercando más y estando más cerca lo reconocí nítidamente, pensé que pasaría por allí, además estaba uniformado, y por lo tanto estaba trabajando, pensé.

Grande fue mi sorpresa cuando se paró a media cuadra donde nos encontrábamos conversando, era la esquina de don Silvinio Gamarra, la llamó a mi enamorada con una seña, ella me pidió permiso cortésmente, con la siguiente frase:

 

-        Disculpa que te deje parado, me está llamando mi enamorado – me dijo

-        ¿Qué? ¿Cómo? ¿Mi enamorado? – le pregunté angustiado.

-        Sí, mi enamorado, perdona que no te dé más explicaciones – me repitió y se alejó.

 

Se fue al encuentro con el enamorado, con quien se saludaron muy efusivamente, se tomaron de la mano y se fueron caminando por la calle Leoncio Prado rumbo al barrio San Cristóbal, era el primer revés que sufría,-¿tamaña cosa me puede suceder a mí? – me preguntaba una y otra vez, pero ya era tarde. La vida me pasaba la factura a mi comportamiento no adecuado después del retorno de Lima de mi enamorada por el acuerdo que teníamos; mi proceder no fue lo más apropiado y me fui a Huaraz sin decirle nada, sin despedirme, sin darle explicaciones y regresaba después de más de tres meses de ausencia, entonces el resultado de ese mal comportamiento me demostraba la cruda realidad de los hechos, es para no creerlo, me repetía.

 

Los siguientes días los veía por algunos lugares, la felicidad de la pareja se expresaba en sus actos, se paseaban por las calles de Marca incluido los caminos y carreteras, por las chacras, agarrados de la mano, enamorados, nunca más sabría nada de ella, solamente algunas noticias en años posteriores de mis familiares más cercanos quienes me decían que era muy feliz con su esposo, llegando a procrear varios hijos. En algún momento alcancé a decir “Bien por ella” ante algún familiar o amigo. Así terminaba la historia de mi primer amor, que años más tarde recordaría con algún remordimiento y culpabilidad, pero al mismo tiempo de felicidad y satisfacción, porque ella era feliz con su familia.

¡¡ Feliz día del Amor !!

 

 

 

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