martes, 25 de julio de 2023

 

166° Aniversario de Huaraz

La Noble y Generosa Ciudad de Huaraz fue creada el 25 julio 1857

 

Escribe: José Santos Gamarra Soto

Aún no hay respuesta para preguntas como: El pueblo de los Waras realmente ¿existió? ¿dónde? ¿desde cuándo? ¿Su nombre le fue asignado por los pantaloncillos que usaban sus habitantes a la llegada de los incas?, o por Guaraq (la Estrella del Amanecer), o porque es una derivación del nombre del antiguo Dios Wari?.

Sobre el Huaraz colonial o virreinal, ¿qué sabemos? Don Francisco Gonzáles (1992) dejó dicho: “La evolución histórica de Huarás en los siglos XVI y XVII es difícil de sintetizar por falta de estudios generales, así como de monografías. Nada o muy poco podemos decir de lo ocurrido entre 1572 y 1800, salvo las visitas de los arzobispos Santo Toribio de Mogrovejo y Gonzalo de Ocampo…”

Y sobre el Huaraz Republicano, sabemos algo más por los escritos de Raimondi, o de algunos viajeros, o de nuestros escritores regionales como Soriano Infante, Alba Herrera o Manuel Reina Loli, pues es, muy poco lo que se sabe. Algunos dirán, que Santiago Antúnez de Mayolo, Ladislao Meza y Ernesto Reyna escribieron sobre el levantamiento de Atusparia, pero no, solo fueron algo así como reportajes periodísticos, o una historia novelada, pero no basados en fuentes documentales. También es encomiable el trabajo serio de don Félix Alvarez Brun, sobre la contribución del departamento de Huaylas a la independencia peruana; así como los posteriores trabajos de Alberto Gridilla.

Mas allá de los cuestionamientos si debe ser Huaraz o Huaylas el nombre que debería llevar el departamento les diremos que antes del terremoto del 31 de mayo de 1970, Huaraz era muy hermosa, recuerdo a la edad de trece años conocí Huaraz en marzo del año de 1964, lo recuerdo con mucho cariño porque considero que recrearse en los recuerdos contribuye a serenar el estado de ánimo, elevar nuestra autoestima y fortalecer nuestras relaciones interpersonales  aunque en ocasiones suframos por ello, rememorar y sentir intensa y vívidamente esos recuerdos es una manera de mantenernos emocionalmente en forma.

Estos recuerdos pertenecen a los meses de marzo/abril de 1964, cuando me matricularon al primer año de media en el Colegio de la Libertad de Huaraz, viajé como último becario  de la Escuela Primaria de Varones N°1339 de Marca a la capital del departamento, cuando la ciudad de Huaraz antes del terremoto de 1970 era muy bella-así me pareció-con sus calles empedradas y angostas, las casas tenían los techos con tejas de color rojo, los balcones, los balaustres y las ventanas arquitectónicas de la época virreinal, las fachadas con una blancura total solaqueada con yeso, los portones y zaguanes, de la época colonial, las vivanderas en las calles, el mercado central que estaba ubicado muy cerca de la pensión donde vivía, con sus “cuchicancas”-llamàbase así al asado de chancho al horno-jamones y tocinos ahumados, comparables solo con los jamones ahumados o cecinados que son importados desde España u otros países de Europa. 

Todo esto le daba una característica muy especial a Huaraz, donde no se veía el caos y la aglomeración de hoy, sino mucho respeto y consideración entre los vendedores y el público que caminaba por dichas arterias, era, pasearse un domingo, para tomar un caldo de gallina o caldo de cabeza de carnero con su respectivo seso, que mamá Ellpicha me hacía comer. Mi mamá me decía que sería más inteligente si comía los sesos del carnero, que la vivandera nos ofrecía en plato aparte, gustándome sobremanera una vez probado dicho plato.

 

En las tardes del domingo salía de paseo con mi madre, visitábamos la iglesia del Señor de la Soledad de estilo barroco y renacentista, la iglesia Belén de estilo barroco era una de las mejores iglesias de Huaraz, muy bonita, Huarupampa con su estadio rosas pampa, al costado del estadio quedaba la cárcel departamental de Ancash; el barrio Centenario donde quedaba mi colegio y San Francisco otra iglesia de estilo barroco que también era muy bello, eran los cinco barrios que poseía Huaraz por esos tiempos, los barrios de Belén, la Soledad, San Francisco, Huarupampa y el barrio Centenario. Las iglesias de esa época tenían un aspecto colonial, los que habían sido construidos desde el siglo XV hasta el siglo XVIII, la iglesia matriz o catedral quedaba en la plaza de armas, donde había grandes palmeras, con una pileta al centro, vendedores de raspadillas con hielo traído del nevado del Huascaràn, desde la cordillera blanca.

 

Pero lo que más me llamaba la atención eran unos pequeños niños más o menos de mi edad y estatura, en la plaza de armas, a éstos los llamaban “canillitas” que gritaban ofreciendo periódicos:

 ¡¡ Expresooooooooo!!

 ¡¡Extraaaaaaaaa!!,

¡¡La Prensaaaa!!

 

Otros periódicos a la venta era la Crónica, Última Hora, y algunos otros que los canillitas ofrecían gritando a viva voz por toda la plaza de armas, dándole un aspecto todavía muy pueblerino a pesar de que Huaraz era la capital nada menos que del departamento de Ancash. Yo, por la edad que tenía, reparaba más que mi madre en la presencia de los canillitas, éstos eran más o menos de mi estatura, eran niños pregoneros que ya trabajaban a pesar de su prohibición.  

 

En la plaza de armas de Huaraz estos canillitas gritaban ofreciendo los periódicos y me recordaba mi estancia en Cochacar(Marca), cuando era pajarero en los maizales y trigales como “Machicoc Wambra” y gritaba:

¡¡chihuuueeeeeeeee!!

¡¡chihueeeeeeee!!

¡¡chihueeee!!

 

Espantando a los chivillos y loros que no se coman los choclos, por ello miraba a los canillitas con mucha atención y agudeza con alguna mezcla de regocijo y nostalgia, pensando que tal vez yo lo haría mejor que el canillita y me comprarían rápidamente los periódicos que se ofrecían.

 

Las casas de la plaza de armas de Huaraz eran muy elegantes, habían grandes vitrinas con fotografías con el nevado del Huascaràn, Alpamayo, Huallhuash y el Huandoy, también estaban las lagunas de LLanganuco, la laguna de Parón, por esos tiempos Pastoruri aún no había sido descubierto, pero si podía verse el Dios Guari de Chavín a lo que comúnmente lo llaman el Lanzón de Chavín y el sitio arqueológico de la ciudadela de Chavín de Huantar, fotografías de los sitios y pueblos del callejón de Huaylas, era común ver en postales a: Recuay “Ladronera”, Huaraz “Presunción”, Carhuaz ”Borrachera”, Yungay ”Hermosura” y Caraz ”Dulzura” con sus bellos paisajes, había que caminar a una de las esquinas de la plaza de armas y entrar al centro fotográfico “Minaya”,  “Estremadoyro” o “Sal y Rosas” y tomarse las seis fotografías en blanco y negro tamaño carnet que el colegio exigía, y para tomarse las fotos de rigor con la familia con el Huascaràn, Huandoy ó el Alpamayo al fondo, que hermosura.

 

Convento es el lugar de entrada a la ciudad de Huaraz donde existía un gran convento de padres dominicos se llamaba El Convento de San Antonio, quedaba en la Av. Tarapacá, muy cerca de la casa donde yo vivía, a tres cuadras, los domingos, mamá Ellpicha, me levantaba de la cama a las cinco de la mañana y me llevaba a misa de seis, a la que acompañaba con no mucho agrado, en plena misa salía fuera del templo apresuradamente, porque me daba mareos y vómitos; mi madre me decía que me daba esos estragos  porque era un niño pecador, y que recién me estaba cristianizando, íbamos a misa todos los domingos, lo que era un martirio para mí. Recién cuando mi madre se fue a Marca en el mes de mayo de ese año, pude dejar de ir a misa los domingos, -al fin me he liberado de un martirio- me decía.

 

En los paseos que hacía con mi madre por las tardes del domingo caminábamos por Quichki calle, desde la plaza de armas hasta el barrio de la soledad, estando muy cerca a la Iglesia de la Soledad nos deteníamos para comer los ricos “Cuchicanca” que una yungaina ofrecía, con chicha de jora huaracina. Muy cerca al barrio de la soledad en una loma llamado cerro de Pumacayàn, por aquellos años le sirvió al “Gorrión Andino”-cantante vernacular- para inspirarse en una chuscada llamada “Cerro de Pumacayán testigo de mis amores……”, desde ése lugar se veía toda la ciudad, subíamos mi madre y yo a dicho cerro, para ver embelesados la hermosura de toda la ciudad de Huaraz, esos paseos y cariños de mamá que recibí a mis trece años, serían los últimos de mi madre, porque al año siguiente moriría en Marca, quedando huérfano de madre a esa edad.

¡¡Feliz Aniversario Huaraz tierra Noble y Generosa!!!

 

 

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