***HECHOS HISTÓRICOS DE MI TIERRA***
¿IVO...REALIDAD O FICCIÓN?
Un Día como Hoy
Lunes 22 enero de 1951
Por: José Santos Gamarra Soto
El 14 de mayo de 1875 nace en Lima "El Cantor
de América" don José Santos Chocano Gasteñodi, en especial lo recuerdo a
éste gran poeta peruano, por dos motivos:
Primero, en mi
etapa escolar y estando en el 2do. de secundaria en el Colegio Nacional
Guillermo E. Billinghurst de Barranca, mi profesor de Literatura Mr. Gabriel
Gonzáles nos hizo entrega a todos los alumnos del salón uno de los poemas de
José Santos Chocano: “Blasón”, el que tuve el honor de
recitar, y el que quedó grabado en mi memoria. Años más tarde ya en Lima,
buscando periódicos antiguos, encontré la noticia que en diciembre de 1921 José
Santos Chocano Gasteñodi regresó al Perú después de haber estado ausente
diecisiete años, tal como lo consignó el diario La Crónica en su edición del
sábado 10 de diciembre de 1921, siendo recibido apoteósicamente a su llegada a
Lima.
Segundo, el
nombre de José Santos Chocano Gasteñodi tuvo que ver mucho en la historia de mi
nombre, en la ciudad de Marca-Ancash la mañana del 20 de enero de 1951 se
encontraban en la actual esquina de don Churchil, dos comuneros, don Agustín
Espinoza Méndez y don Pablo Ferrer Gamarra, ambos vecinos de la ciudad, al ver
acercarse a mi padre, don Agustín exclama:
- ¡Imanollatak Brindis, Jichaccarami she¡
(Hola Brindis, como estás, ofrécenos un trago,
pues)
En el pueblo en horas de la mañana es costumbre
hasta nuestros días que, algunos agricultores y vecinos del lugar suelen
reunirse muy temprano para tomar unas copas de “Washku” antes de
partir a sus chacras para la faena del día, el washku es un licor casero que se
prepara en un cuarto de botella. Brindis, generoso aceptó el reto, pero en su
mente estaba el requerimiento de su Ellpicha, mi madre, el registrar la partida
de mi nacimiento, hacía ya varias semanas que había nacido y no había sido
asentada mi partida en el Registro de Nacimientos de la Municipalidad, para
ello se necesitaba dos testigos, como manda la ley. Mi madre le dijo a mi padre
que me pusiera de nombre: Ivo Efraín, mientras que mi padre deseaba como
tercer nombre: Brindis, para perennizar su nombre ya que a su hijo mayor-mi
hermano Ciro-le había puesto de nombre Marcelo Ciro, sin desperdiciar la
ocasión les dijo:
- Pasarillashun kellaman don Agustín, hichacaramunapack
(Pasemos a la taberna, para ofrecerles el trago,
dijo Brindis)
Pasaron los tres parroquianos a la tienda de don
Abraham Soto a quien lo conocían como “Pato” Abraham, ubicada entre la esquina
de la plazuela y la primera cuadra del jirón Bolognesi o Chopicalle, actual
taberna de don Churchil. Entre copas y copas de Washcu mezcla de alcohol
metílico de cuarenta grados, agua y limón, estando en el segundo cuartito, mi
padre ya les había solicitado su concurso como testigos a lo que ellos
aceptaron gustosos; entonces Agustín le pregunta a Brindis:
- ¿Oye hermano qué nombre piensas ponerle a tu
hijo? cuéntanos - le dijo.
- ¡Se va a llamar Brindis Ivo Efraín! - contestó mi padre, muy orgulloso.
Agustín Espinoza era un hombre muy locuaz, había
leído algunas obras literarias, poesías y ciencias políticas a tal punto de ser
un líder estudiantil en el Colegio Nacional La Libertad de Huaraz donde había
estudiado, su opinión era muy respetada en el pueblo, era dirigente en la
comunidad campesina San Lorenzo y ex alcalde de Marca, hubo un minuto de
silencio, luego espetó:
- Brindis Ivo Efraín... humm humm...Brindis Ivo Efraín - masculló con cierto desdén.
- Brindis, es acción de brindar - dijo Agustín - pero Ivo Efraín no significan nada, ya
que Pablo y yo vamos a ser testigos ¿Por qué no le ponemos el nombre de algún prócer,
héroe o poeta?, por ejemplo, José Santos, en homenaje a ese gran poeta José
Santos Chocano llamado “El cantor de América”- mi padre replicó al
instante:
- ¡Muy bien, que así sea!
- Trato hecho, entonces no se hable más, otro
washcu más - ordenó Brindis, pero yo invito - dijo Agustín.
Mi padre aparte de ser trabajador y honesto, era
muy condescendiente con los amigos que en más de una oportunidad le había ocasionado
problemas con mi madre; aceptó sin pensarlo dos veces, por el contrario, se
sentía muy halagado que su hijo se llame con los nombres de tan ilustre
personaje.
El reloj marcaba las ocho de la mañana y cuando el
sol irradió a toda la ciudad, marcharon rumbo a la municipalidad. Ingresaron a
la oficina del Registro de Nacimientos de la municipalidad, mi padre y los dos
testigos, ya bien “Shinkas” (picados), y me pusieron de nombre
José Santos Gamarra Soto, nacido el dos de enero del año de un mil novecientos
cincuenta y uno. Por los tragos mi padre se olvidó comunicar el cambio de
nombre a mi madre, a partir de entonces todos en casa y mis familiares me
llamaban Ivo, mi madre con su inigualable ternura me cargaba y me hacía bailar
como: Ivito, Ivocanita, Huevito con Sal y otras denominaciones más.
Al cumplir los seis años tenía que iniciar mis estudios de primaria en la Escuela de Varones N° 1339 de la ciudad en la sección “chino”, y al sacar mi partida de nacimiento mi padre se dio con la sorpresa del cambio de nombre. Al comunicar el cambio de nombre a mi madre ella dijo: ¡Manan!, ella no aceptó por ningún motivo el nuevo nombre y siguió llamándome como Ivo hasta el día de su muerte, que sucedió apenas cinco años después.
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