domingo, 9 de febrero de 2025

 

***HECHOS HISTÓRICOS DE MI TIERRA***

¿IVO...REALIDAD O FICCIÓN?

Un Día como Hoy

Lunes 22 enero de 1951


Por: José Santos Gamarra Soto

El 14 de mayo de 1875 nace en Lima "El Cantor de América" don José Santos Chocano Gasteñodi, en especial lo recuerdo a éste gran poeta peruano, por dos motivos:

Primero, en mi etapa escolar y estando en el 2do. de secundaria en el Colegio Nacional Guillermo E. Billinghurst de Barranca, mi profesor de Literatura Mr. Gabriel Gonzáles nos hizo entrega a todos los alumnos del salón uno de los poemas de José Santos Chocano: “Blasón”, el que tuve el honor de recitar, y el que quedó grabado en mi memoria. Años más tarde ya en Lima, buscando periódicos antiguos, encontré la noticia que en diciembre de 1921 José Santos Chocano Gasteñodi regresó al Perú después de haber estado ausente diecisiete años, tal como lo consignó el diario La Crónica en su edición del sábado 10 de diciembre de 1921, siendo recibido apoteósicamente a su llegada a Lima.

Segundo, el nombre de José Santos Chocano Gasteñodi tuvo que ver mucho en la historia de mi nombre, en la ciudad de Marca-Ancash la mañana del 20 de enero de 1951 se encontraban en la actual esquina de don Churchil, dos comuneros, don Agustín Espinoza Méndez y don Pablo Ferrer Gamarra, ambos vecinos de la ciudad, al ver acercarse a mi padre, don Agustín exclama:

- ¡Imanollatak Brindis, Jichaccarami she¡

(Hola Brindis, como estás, ofrécenos un trago, pues)

En el pueblo en horas de la mañana es costumbre hasta nuestros días que, algunos agricultores y vecinos del lugar suelen reunirse muy temprano para tomar unas copas de “Washku” antes de partir a sus chacras para la faena del día, el washku es un licor casero que se prepara en un cuarto de botella. Brindis, generoso aceptó el reto, pero en su mente estaba el requerimiento de su Ellpicha, mi madre, el registrar la partida de mi nacimiento, hacía ya varias semanas que había nacido y no había sido asentada mi partida en el Registro de Nacimientos de la Municipalidad, para ello se necesitaba dos testigos, como manda la ley. Mi madre le dijo a mi padre que me pusiera de nombre: Ivo Efraín, mientras que mi padre deseaba como tercer nombre: Brindis, para perennizar su nombre ya que a su hijo mayor-mi hermano Ciro-le había puesto de nombre Marcelo Ciro, sin desperdiciar la ocasión les dijo:

- Pasarillashun kellaman don Agustín, hichacaramunapack

(Pasemos a la taberna, para ofrecerles el trago, dijo Brindis)

Pasaron los tres parroquianos a la tienda de don Abraham Soto a quien lo conocían como “Pato” Abraham, ubicada entre la esquina de la plazuela y la primera cuadra del jirón Bolognesi o Chopicalle, actual taberna de don Churchil. Entre copas y copas de Washcu mezcla de alcohol metílico de cuarenta grados, agua y limón, estando en el segundo cuartito, mi padre ya les había solicitado su concurso como testigos a lo que ellos aceptaron gustosos; entonces Agustín le pregunta a Brindis:

- ¿Oye hermano qué nombre piensas ponerle a tu hijo?  cuéntanos - le dijo.

- ¡Se va a llamar Brindis Ivo Efraín! - contestó mi padre, muy orgulloso.

Agustín Espinoza era un hombre muy locuaz, había leído algunas obras literarias, poesías y ciencias políticas a tal punto de ser un líder estudiantil en el Colegio Nacional La Libertad de Huaraz donde había estudiado, su opinión era muy respetada en el pueblo, era dirigente en la comunidad campesina San Lorenzo y ex alcalde de Marca, hubo un minuto de silencio, luego espetó:

- Brindis Ivo Efraín... humm  humm...Brindis Ivo Efraín - masculló con cierto desdén.

- Brindis, es acción de brindar - dijo Agustín - pero Ivo Efraín no significan nada, ya que Pablo y yo vamos a ser testigos ¿Por qué no le ponemos el nombre de algún prócer, héroe o poeta?, por ejemplo, José Santos, en homenaje a ese gran poeta José Santos Chocano llamado “El cantor de América”- mi padre replicó al instante:

- ¡Muy bien, que así sea!

- Trato hecho, entonces no se hable más, otro washcu más - ordenó Brindis, pero yo invito -  dijo Agustín.

Mi padre aparte de ser trabajador y honesto, era muy condescendiente con los amigos que en más de una oportunidad le había ocasionado problemas con mi madre; aceptó sin pensarlo dos veces, por el contrario, se sentía muy halagado que su hijo se llame con los nombres de tan ilustre personaje.

El reloj marcaba las ocho de la mañana y cuando el sol irradió a toda la ciudad, marcharon rumbo a la municipalidad. Ingresaron a la oficina del Registro de Nacimientos de la municipalidad, mi padre y los dos testigos, ya bien “Shinkas” (picados), y me pusieron de nombre José Santos Gamarra Soto, nacido el dos de enero del año de un mil novecientos cincuenta y uno. Por los tragos mi padre se olvidó comunicar el cambio de nombre a mi madre, a partir de entonces todos en casa y mis familiares me llamaban Ivo, mi madre con su inigualable ternura me cargaba y me hacía bailar como: Ivito, Ivocanita, Huevito con Sal y otras denominaciones más.

Al cumplir los seis años tenía que iniciar mis estudios de primaria en la Escuela de Varones N° 1339 de la ciudad en la sección “chino”, y al sacar mi partida de nacimiento mi padre se dio con la sorpresa del cambio de nombre. Al comunicar el cambio de nombre a mi madre ella dijo: ¡Manan!, ella no aceptó por ningún motivo el nuevo nombre y siguió llamándome como Ivo hasta el día de su muerte, que sucedió apenas cinco años después.

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